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lunes, 2 de mayo de 2011

VIH: el virus que valió un Nobel


Françoise Barre-Sinoussiy
La academia sueca concedió en 2008 el premio Nobel de Medicina a Harald zur Hausen, Françoise Barré-Sinoussiy Luc Montaigner. Estos dos últimos son los investigadores que descubrieron el virus VIH (de las siglas en inglés, human inmunodeficience virus, virus de la inmunodeficiencia humana), asociándolo con la enfermedad del sida.
Existen virus más mortíferos que el VIH (como por ejemplo el Ébola). Existen virus más proliferativos y contagiosos (herpes). Y virus que, a lo largo de la historia, han causado más enfermedad y muerte (el virus de la gripe, sin ir más lejos).
Pero sin duda el sida ha sido la epidemia del siglo XX. Por su desarrollo, por el perfil de las personas a las que afectó, por su repercusión en el primer mundo. Y porque ha obligado a un cambio en el estilo de vida, ha impuesto una serie de rutinas y hábitos en algo tan importante como las relaciones sexuales.
Luc Montaigner
¿Cómo es el virus del sida? Se trata de un virus de la familia de los retrovirus, con ARN+ y dos envueltas, una membranosa, que le ayuda a colonizar a las células huésped y una proteica, la cápside, que protege su material genético y sus principales proteínas enzimáticas.
Dentro de la cápside el VIH tiene dos copias del ARN+ y varias proteínas, entre las que destacan dos, la transcriptasa inversa (o reversa) que transformará el ARN en ADN dentro del huésped y la integrasa, que ayuda a integrar este ADN dentro del ADN de la célula huésped cuando el virus entra en fase latente.




Estudiemos brevemente el ciclo vital del virus.
Los huéspedes de este virión son los linfocitos T4, implicados en el sistema inmunitario. Cuando llega un cuerpo extraño, estos linfocitos son los encargados de recibir la señal y activar a las células que fabrican anticuerpos. Estos linfocitos tienen en su membrana los componentes receptores CD4, que se unen específicamente a la proteína GP120 vírica.
La GP120se encuentra en la membrana del virus e interacciona con la CD4 del linfocito y se fusionan las membranas, permitiendo así la entrada del virus.
Al linfocito solo penetrará la núcleo - cápside, la envoltura se fusiona con la membrana celular, no penetra. Una vez dentro, la núcleo – cápside se pierde y comienza a funcionar la transcriptasa inversa, obteniéndose una doble hebra de ADN vírico. Esta doble hebra se dirige al núcleo. Allí la integrasa integrará el ADN vírico al ADN de la célula en puntos específicos.
Ahora el virus puede estar un cierto tiempo en estado latente, sin llegar a su forma vegetativa.
Si tiene lugar la fase vegetativa, se produce la transcripción del provirus. Se transcribe la hebra vegetativa, fabricándose el ARN. Sale del núcleo al citoplasma. Muchos de estos ARN+ serán traducidos en proteínas víricas. Se formarán tres tipos de proteínas víricas: las proteínas de la cápside, las enzimas que deben ir dentro de la cápside (transcriptasa inversa e integrasa) y las proteínas de la envoltura.
Posteriormene se montará la nucleocápside, quedando dentro de la misma el ARN+ y las proteínas enzimáticas. La salida tiene lugar por exocitosis. Al salir, se llevará parte de la membrana del huésped. Las glicoproteínas de la envoltura se han ido incorporando a la membrana de la célula huésped. Y el virus saldrá por esa zona donde se han acumulado sus proteínas, cubriéndose de su propia membrana y completando así el ciclo.
El VIH la mata a la célula huésped, ya que produce tantos viriones que, al salir en todas direcciones, dejan la célula llena de agujeros y provocan su muerte.

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