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miércoles, 24 de agosto de 2011

Anatomía y fisiología del corazón


El corazón es un órgano muscular encargado de impulsar la sangre a través de los vasos sanguíneos. Es un órgano hueco, con forma de cono, de unos trescientos gramos de peso en un humano adulto. Descansa sobre el diafragma, en un espacio de la cavidad torácico llamado mediastino, en el centro del tórax, con el vértice hacia la izquierda. Su función es hacer circular la sangre por las vías circulatorias (arterias, venas y capilares).

El corazón está rodeado por un saco de tres capas, denominado pericardio. El pericardio fibroso, de tejido conjuntivo fibroso, es el más externo. Se trata de una capa dura e inelástica, encargada de evitar la sobredistensión del corazón. Por dentro del pericardio fibroso se encuentra el pericardio seroso, una membrana muy delicada. La capa más interna es una hoja visceral denominada epicardio. Entre el pericardio seroso y el epicardio encontramos un líquido denominado líquido pericárdico, que lubrica el contacto entre ambas hojas facilitando el movimiento del corazón.

El corazón está dividido en dos mitades aproximadamente simétricas, la derecha y la izquierda; no son exactamente simétricas porque el lado izquierdo tiene una pared más gruesa. Cada una de las dos partes está dividida en dos cavidades, una superior llamada aurícula y una inferior denominada ventrículo.

La mitad derecha del corazón envía la sangre a la circulación de los pulmones. Es decir, es responsable de que la sangre se oxigene y pierda el dióxido de carbono. Y la mitad izquierda es la responsable de distribuir la sangre que le llega de los pulmones al resto del cuerpo. Por eso la mitad izquierda del corazón es mucho más gruesa. A este mecanismo se le denomina doble circulación.

La aurícula derecha está separada del ventrículo derecho por la válvula tricúspide. La aurícula izquierda está separada del ventrículo izquierdo por la válvula mitral. Son las válvulas denominadas válvulas auriculoventriculares. Se encargan de evitar el reflujo de sangre de los ventrículos a las aurículas cuando los primeros bombean la sangre.

Existen también válvulas que separan las arterias de los ventrículos para evitar el reflujo de sangre tras el bombeo de sangre. Se les denomina válvulas semilunares. También existen válvulas semilunares (la aortoventricular y la pulmonar) que separan las venas que llegan al corazón de las aurículas, para evitar el reflujo de sangre tras la contracción de las aurículas en el latido cardiaco.
Esquema del corazón
A la aurícula derecha la sangre llega por las venas cavas superior e inferior. Desde el ventrículo derecho la sangre se va a los pulmones, saliendo por la arteria pulmonar o tronco pulmonar, que se divide en dos al poco de salir del corazón, yendo una rama al pulmón derecho y otra al izquierdo. A la aurícula izquierda le llegan las cuatro venas pulmonares (dos venas pulmonares derechas y dos venas pulmonares izquierdas). La sangre sale del corazón por la aorta hacia todo el cuerpo. Al tramo de aorta que sale de corazón se le denomina aorta ascendente.

El corazón tiene un pequeño sistema de autoalimentación, es decir, un subsistema vascular que lo nutre. A estas pequeñas venas y arterias que nutren al corazón se denominan coronarias.

El corazón se contrae de forma rítmica entre sesenta y ochenta veces por minuto en condiciones normales, distribuyendo de este modo la sangre. A la contracción del corazón se le denomina sístole y es un movimiento que vacía de sangre al corazón. A la relajación o expansión del corazón se le denomina diástole y durante esta se llena de sangre.

El proceso de contracción y relajación está controlado por el sistema nervioso central, concretamente por las ramas autónomas simpáticas y parasimpáticos. Cuando el cuerpo requiere mayor flujo de sangre, el ritmo se acelera y cuando se requiere menos, se decelera. Sin embargo, tiene un sistema de latido autónomo, controlado por unos centros nerviosos llamados nodos, que le permiten se autosuficiente del sistema nervioso central en condiciones habituales. Las fibras nerviosas del corazón le permiten distribuir la contracción de forma que esta tenga lugar coordinadamente y cada fibra muscular se contraiga en su momento preciso.

Estudiemos el ciclo cardiaco. Tras el latido, el corazón está vacío de sangre, contraído. Se relaja y al relajarse, se expande. Al expandirse, se genera una presión negativa, las válvulas mitral y tricúspide están cerradas y las semilunares que separan las venas de la aurícula se abren. Entonces las aurículas se llenan de sangre. La contracción del corazón comienza por las aurículas, que al contraerse impulsan la sangre hacia los ventrículos. Al contraerse la aurícula las válvulas mitral y tricúspide se abren, mientras que las semilunares que separan al corazón de las venas se cierran. La contracción auricular hace que los ventrículos se llenen de sangre. Las válvulas semilunares que separan a los ventrículos de las arterias permanecen cerradas. Una vez se han llenado de sangre, comienza la contracción ventricular. Justo antes de la contracción ventricular, las aurículas se relajan causando una diferencia de presión que cierra las válvulas mitral y tricúspide (auriculoventriculares). Cuando los ventrículos se contraen, al encontrarse estas válvulas cerradas, la sangre se ve obligada a salir por las arterias, abriéndose las válvulas semilunares que separan las arterias de los ventrículos. Al finalizar la contracción ventricular, el corazón se ha vaciado de sangre. Los ventrículos comienzan a relajarse, causando una presión negativa que cierra las válvulas semilunares, impidiéndose de ese modo el reflujo de sangre de las arterias de nuevo al corazón.

Ciclo cardiaco.
De esta forma el corazón bombea, en condiciones normales, entre cinco y seis litros de sangre por minuto. A lo largo de la vida de un individuo de ochenta años, podemos estimar que su corazón habrá completado unos tres mil millones de ciclos cardiacos, bombeando más de doscientos millones de litros de sangre.


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