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miércoles, 19 de octubre de 2011

Breve introducción al tejido adiposo.


El principal tipo de tejido adiposo es el que constituye la grasa blanca y es al que nos referimos cuando hablamos, de forma genérica, de tejido adiposo.

La matriz celular del tejido adiposo es escasa, las células están bastante juntas unas a otras. Está formado por agrupaciones de un tipo celular denominado adipocito. Son células de morfología más o menos esférica, repletas de grasa. Presentan un núcleo de forma alargada en unos laterales de la célula y un citoplasma con muy pocos orgánulos, ocupado en su mayor parte por una gran gota de grasa.
Tejido adiposo.
Suelen agruparse en sistemas lobulares, con tejido conjuntivo separando los lóbulos y múltiples vasos sanguíneos recorriendo ese tejido conjuntivo.

La función principal del tejido adiposo es la reserva de energía. Pero tiene otras funciones importantes; fundamentalmente, protección térmica (ya que la grasa amortigua los cambios de temperatura y evita que el cuerpo disipe grandes cantidades de calor a su través) y protección física (ya que la grasa forma una especie de almohadón que protege los órganos que recubre, fundamentalmente las vísceras de la región abdominal).

Es un tejido muy vascularizado (encontramos vasos sanguíneos entre las agrupaciones de adipocitos). Esto resulta lógico, pues es un tejido especializado en aportar nutrientes a la sangre (los lípidos, usados posteriormente por otros órganos y metabolizado fundamentalmente en el hígado). Y para evitar que el calor se disipe de la sangre. Cuando hace mucho frío, el cuerpo tiende a movilizar la sangre a zonas que se encuentren por debajo o por el interior del panículo adiposo.
Esquema de tejido adiposo.

La distribución de este tipo de grasa no es uniforme por todo el cuerpo. Tiende a acumularse en la hipodermis (región inferior de la piel), formando una capa muy gruesa en algunas zonas, como la región abdominal o en los glúteos, mientras que en otras zonas la capa muestra escaso grosor, como bajo el cuero cabelludo o el la zona frontal del cráneo.

Incluso existen diferencias a nivel personal. En los seres humanos, las mujeres y los hombres presentan una distribución de grasa característica, pues en varones tiende a aparecer en mayor cantidad en la zona abdominal, mientras que en las mujeres tiende a acumularse en las caderas. Se denominan patrones androide (o patrón manzana) y ginecoide (o patrón pera) respectivamente.

Las tres gracias de Rubens
Incluso dentro de un mismo sexo, la distribución varía notablemente entre individuos. Se definen, por ejemplo, tres patrones característicos en mujeres, hablándose de morfotipo cilíndrico (si hay una distribución más o menos homogénea por todo el tronco, con bastante grasa abdominal), campana (si la distribución de grasa tiende a acumularla principalmente en la cadera) y distribución diábolo (si tiende a acumularla en caderas y pecho, con escasa cantidad de grasa abdominal).


Existe un segundo tipo de tejido adiposo denominado grasa parda. Su función principal no es la de reserva de energía, sino la de consumir grasas para generar calor. Se trata de un tejido muy vascularizado, por lo que al general calor calienta la sangre y mantiene la temperatura corporal. Se diferencia de la grasa blanca en que sus células acumulan grasa en múltiples gotas en lugar de acumularla en una gran gota central.
Grasa parda.

Resulta muy importante en animales hibernantes. En humanos, la grasa parda, en humanos, aparece de manera significativa durante periodos tempranos de nuestra vida. Hasta hae poco tiempo, se pensaba que en adultos llegaba a desaparecer por completo. Hoy sabemos que se conserva en determinadas zonas del cuerpo en cantidades muy pequeñas, pero suficientes para explicar algunas diferencias metabólicas entre individuos (porque algunas personas tienen escasa o nula tendencia a adelgazar o por el contrario engordan con excesiva facilidad).

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