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lunes, 12 de marzo de 2012

Anatomía del Sistema Respiratorio


En los procesos metabólicos, todas las células del cuerpo consumen oxígeno en el proceso de oxidación, para obtener energía y liberar dióxido de carbono, que debe ser eliminado. El sistema respiratorio abastece a las estructuras encargadas de incorporar oxígeno a la sangre y retirar y expulsar al exterior el dióxido de carbono.
Lavoisier realizando experimentos sobre la respiración

Entendemos por respiración a todo el proceso de intercambio de gases. Consta de tres grandes fases:
  • Ventilación pulmonar: inspiración o entrada de aire a los pulmones y espiración o expulsión del aire de los pulmones.
  • Respiración externa: intercambio de gases entre los pulmones y la sangre.
  • Respiración interna (o tisular, o celular): intercambio de gases entre las células de los tejidos y la sangre.

Órganos respiratorios.

El sistema respiratorio consta de las siguientes partes:
  • Aparato respiratorio superior: constituido por nariz, faringe y estructuras accesorias.
  • Aparato respiratorio inferior: constituido por laringe, tráquea, bronquios y pulmones.

Otra opción es clasificar en dos grandes partes:
  • Vías respiratorias.
  • Pulmones.

Órganos respiratorios
Estructuras del aparato respiratorio.

Analicemos, una a una, todas las estructuras del aparato respiratorio:

Nariz: Tiene una porción externa y una porción interna, entre los huesos de la cara. La porción externa está dividida en dos orificios nasales. La interna es una gran cavidad, dividida en dos partes y situada sobre la boca. Se une a la faringe por dos orificios denominados coanas. La nariz es la encargada de calentar, humidificar y filtrar el aire. Además, recibe los estímulos olfatorios. Y modifica los sonidos que emitimos.

Faringe: tubo con forma de embudo, de unos trece centímetros y que se extiende desde la nariz hasta el cartílago cricoides, que es la parte superior de la laringe. Tiene tres partes. Por un lado está la zona situada tras la nariz, hasta donde llegan los orificios de la trompa de Eustaquio y denominado nasofaringe. Una zona media, situada tras la cavidad bucal, con la que se comunica y denominada orofaringe. Esta zona es común al respiratorio y al digestivo. La porción inferior es la hipofaringe, que se comunica con la laringe.

Laringe: es un corto pasaje que comunica la faringe con la tráquea. Está formado por nueve piezas de cartílago. Entre ellas destacan el cartílago tiroides, que constituye la nuez de Adán y la epiglotis, que funciona como una trampilla, de forma que cuando comemos, la epiglotis se eleva y deja bajar la comida, evitando que pase a la glotis y por lo tanto a las vías respiratorias. En la laringe se encuentran también las cuerdas vocales.

Tráquea: conducto de alrededor de doce centímetros de largo y dos centímetros y medio de diámetro. Se encuentra por delante del esófago y va desde la laringe hasta una zona, situada aproximadamente a la altura de la quinta vértebra dorsal, donde se divide en dos bronquios primarios o principales. Posee entre quince y veinte anillos de cartílago incompletos, que evitan que se colapse o cierre cuando el aire entre y sale (el juego de presiones tendería a cerrar el tubo).

Bronquios: la tráquea se divide en dos bronquios, derecho e izquierdo y cada uno de los dos se dirigirá hacia un pulmón. Al penetrar en los pulmones, los bronquios se dividen y forman los bronquios secundarios. Estos se ramifican de nuevo y dan lugar a los bronquios terciarios. La siguiente división ya dará lugar a los bronquiolos. Los bronquiolos siguen sufriendo divisiones sucesivas. Al final, habrá un total de 16 divisiones. Hasta los bronquiolos, el aire no sirve para respirar, ya que no hay alvéolos en los que tengan lugar los intercambios. Este espacio de aire supone alrededor de 150 mililitros.

Pulmones: órganos de forma más o menos cónica, colocados en la cavidad torácica y separados por el corazón y el mediastino. Cada uno de ellos se encuentra recubierto por dos membranas. Una externa, unida a la pared torácica y denominada pleura parietal. Y una interna, unida directamente a los pulmones y denominada pleura visceral. Entre ambas se encuentra un líquido lubricante, denominado líquido pleural. Los pulmones tienen una forma vagamente cónica, siendo más anchos por la parte de abajo, denominada base, y teniendo una parte superior más estrecha denominada vértice. Existe una zona por donde entran y salen los bronquios y vasos sanguíneos, denominado hilio. El pulmón derecho es más grande que el izquierdo, ya que este último tiene un hueco que ocupa el corazón. Sin embargo, el izquierdo es más largo, llega hasta zonas más inferiores, ya que el derecho tiene, debajo del diafragma, al hígado. Los pulmones están surcados por fisuras que dividen al pulmón en lóbulos. El izquierdo tiene una fisura oblicua que divide al pulmón en dos lóbulos, el inferior y el superior. El derecho posee dos fisuras, que dividen al pulmón en tres lóbulos, superior, medio e inferior. Es en los pulmones donde los bronquios van sufriendo sus sucesivas divisiones y estas divisiones van penetrando en subdivisiones del pulmón, denominados lobulillos. Al final de las divisiones, dentro de los lobulillos, están los sacos alveolares. Estos tienen en su interior dos o tres alvéolos pulmonares. En los alvéolos, que están recubiertos por capilares, es donde llega el aire y se intercambian oxígeno y dióxido de carbono con la sangre.
Anatomía del sistema respiratorio

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