Los mamíferos son vertebrados amniotas hometermos con el
cuerpo recubierto de pelos y que alimentan a sus crías con leches, procedente
de unas glándulas mamarias pares que aparecen en la zona ventral.
Poseen un encéfalo grande y muy desarrollado. El cráneo
también presenta un desarrollo importante y es particularmente compacto, unido
por suturas, digitaciones que ensamblan los huesos. Toda la caja forma un
bloque rígido. La única parte móvil de este cráneo son las mandíbulas,
constituidas por un solo hueso y que posee principalmente capacidad de
movimiento hacia arriba y abajo, siendo muy reducidos el resto de movimientos
(a derecha e izquierda). Los huesos son gruesos.
Los dientes están diferenciados por su función y morfología,
ocupando distintas zonas en la mandíbula. La dentición se reemplaza a lo largo
de la vida, apareciendo una dentición de leche o inmadura y una dentición
adulta.
La piel posee multitud de glándulas, sudoríparas y sebáceas,
en ocasiones asociadas a folículos pilosos. Por el canal por el que emerge el
pelo, emergen las glándulas sebáceas, aunque en algunas zonas pueden
independizarse.
El corazón tiene cuatro cavidades. Y hay un diafragma
muscular que separa la cavidad torácica de la cavidad abdominal, resultando
importante para el proceso respiratorio. El celoma posee tres cavidades, la
pericárdica, y la visceral que a su vez se divide en dos partes, una en la que
están los pulmones y otra donde se encuentran los intestinos y la mayor parte
del aparato digestivo.
Dentición.
Existe una
especialización en la dentición de los mamíferos, tanto en cuanto a la forma
como al número de piezas. El número suele ser constante y reducido. Salvo en
pocas excepciones, habrá menos de 44 piezas. Se implantan en los maxilares,
premaxilares y dentarios.
En el diente encontraremos la corona, superficial y la raíz
que se encuentra hundida en un alveolo. La parte más exterior está constituida
por el esmalte. Por dentro, encontramos la dentina. Y la pulpa está en el
interior, siendo este un tejido vivo que produce al resto de tejidos más
exteriores. En la pulpa encontraremos vasos sanguíneos y nervios.
En la raíz no hay esmalte. Hay un cemento que tiene la
importante misión de ayudar a que el diente no se desajuste, rellenando los
huecos que se puedan producir. Secundarimente, se utiliza para determinar la
edad del animal por las líneas que se generan del interior del diente al
cortarlo transversalmente.
La dentición es heterodonta, expresándose como cuatro tipos
de piezas: los caninos, los incisivos, los premolares y los molares.
Los incisivos se encuentran sobre el premaxilar, son los
últimos implantados, unicúspides y con una sola raíz. Su función es la de
capturar o captar el alimento con un cierto grado de finura. Las especies con
más capacidad de selección de alimentos tienden a tener los incisivos más
desarrollados. Y si usa las manos, como los primates, suelen tender a
reducirse.
Sobre los maxilares encontramos los caninos. Son unicúspides
y con una sola raíz. Se relacionan con la rotación del alimento y para matar a
las presas, desgarrar tejidos. Son largos y curvados hacia atrás.
Después encontramos los malariformes, que corresponden a los
premolares y molares, que en ocasiones no se diferencian bien. Los premolares
nacen y se reemplazan por otros. Los malares no están sometidos a
reemplazamiento. Suelen nacer más tarde y una sola vez. Por lo demás, tienen
coronas complejas y raíces múltiples.
Como ya indicamos, salvo excepciones la dentición se
reemplaza, con dos series de dientes. Una de ellas presenta todos los dientes
excepto los molares y acabarán cayendo, siendo reemplazadas a lo largo de la
vida.
El número e identidad de las piezas es constante en cada
especie. Existe una fórmula dentaria general, según la cual un adulto suele
tener en la parte superior tres incisivos, un canino, cuatro premolares y dos
molares y en la parte inferior tres incisivos, dos caninos, cuatro premolares y
tres molares.
Hay dos categorías de malariformes. Por un lado están los
braquidentos, con corona corta y raíz larga, en general con más de una raíz que
tiende cerrarse y con un crecimiento limitado. Y por otro están los
dipsodontos, propios de herbívoros especializados, con corona alta y
crecimiento ilimitado, ya que se van desgastando al comer tierra y otras
sustancias abrasivas.
Dentro de los braquiodentos hay dos modelos. Por un lado,
los sacadentos, de carnívoros, corresponde a una dentición cortadora, con
cúspides verticales bien desarrolladas, poco componente horizontas y planos y o
bien encajan los de arriba en los de abajo o bien aparece un deslizamiento
lateral.
El otro tipo es el brumodento, típica de omnívoros. Es
decir, la dentición por ejemplo de los humanos. Poseen cúspides redondeadas,
con un componente transversal grande y cuya función es triturar los alimentos.
Evolución de la dentición.
Los vertebrados inferiores son haplodontos, con todos los
dientes iguales, con una sola cúspide y que encaja en una mandíbula a otro, de
forma que alternan los dientes. Apenas está presente en los mamíferos
primitivos. Su función principal es retener las presas.
La dentición pricenodonta se da en mamíferos primitivos y en
algunos reptiles. Poseen una cúspide principal y dos cúspides pequeñas. La
cúspide principal penetra entre los dos intercúspides del otro diente. La
función es romper y cortar.
En el siguiente paso nos encontramos con las cúspides a los
lados, en forma de triángulo. Se denomina trituberculada. El diente comienza a
tener un componente horizontal transversal, más masticador. En terónidos
encontramos una superfice bajo lateral que amplía la superficie de masticación.
La dentición es un carácter que aporta gran información
sobre el animal, ya que nos indica qué come. Un ejemplo es el tamaño de los
caninos. La muela carnicera, es decir, el premolar corto de la mandíbula
superior es la encargada de cerrar con la del maxilar inferior. Se trata del
eje de la mandíbula, es el punto de aplicación de fuerza. No siempre es la
pieza más destacada, es muy grande en supercarníoros y se pierden piezas a su
alrededor, es decir, se reduce el número de piezas.
El axis coronoide es una apófisis para inserción muscular.
La apófisis articulada, en herbívoros, tiene forma esférica, lo que permite la
rotación de la mandíbula. En los carnívoros, en cambio, solo permite un
movimiento en el plano vertical, lo que hace que la mandíbula actúe como unas
tijeras. La apófisis angular es otra zona de inserción angular.
Es muy importante la distancia entre la muela carnicera y el
axis coronoide, conocida como distancia T. Cuanto más carácter carnívoro tenga
el animal, más corta será esa distancia.
En la mandíbula hay un patrón base que no llega a
modificarse del todo en las distintas especializaciones y adaptaciones a la
dieta. Se superponen modificaciones con estructuras que no cambian del todo
respecto al modelo primitivo.
Otra medida importante son los ángulos. El ángulo α mide la inclinación en la elevación de las cúspides de
la muela carnicera. El ángulo β se toma sobre el cuarto
premolar superior y mide el componente transversal. Ángulos α
grandes y β pequeños aparecerán en
supercarnívoros. También se han medido estos ángulos en animales prehistóricos
y midiendo la variación del ángulo vemos la diversificación.
Por otro lado, cuanto mayor sea el tamaño de la muela
carnicera (valor C) y más pequeño el valor de la medida T, más carácter carnívoro
tendrá la especie. Está comprobado que estas medidas responden con bastante
fidelidad a la dieta del carnívoro.
Si los carnívoros de tamaño medio llevasen una dieta
exclusivamente carnívoro, necesitarían comer entre 20 y 30 presas de pequeño
tamaño al día. Esta cantidad es
excesivamente elevada, pero forzosa debido a las relaciones superficie –
volumen. Y esta dificultad hace que sea imposible. Los carnívoros grandes o
bien cazan en grupo presas grandes, que pueden comer durante muchos días, o
comen otras cosas en vez de comer muchas presas más pequeñas (como frutos,
insectos, reptiles o carroña).
Las presas tienden a ser pequeñas , en algunos pocos casos,
de tamaños superiores, no apareciendo presas de tamaño intermedio. Los
carnívoros sí que se pueden presentar de tamaño medio (aunque también hay
grandes depredadores, como los osos). Consideramos presa de tamaño medio a
animales como las liebres y estas para sobrevivir deben poseer otras
propiedades, como ser muy veloces. Pero, en la península ibérica, son unas de
las pocas especies de tamaño intermedio.
Las presas pequeñas también suelen presentar adaptaciones,
como el erizo que se defiende con las púas, o las ardillas, con su capacidad de
subir a los árboles. Algunas presas se adaptan a la vida acuática o se esconden
bajo tierra.
Termorregulación.
El mamífero debe poseer un sistema de termorregulación capaz
de poner en marcha sistemas de compensación, como la vasodilatación periférica,
la capacidad de tiritar, etc. Por lo tanto debe existir un centro
termorregulador. Se pensaba que podría ser la propia piel la que recibiera
señales y respondiese, actuando como un sistema local. Estas respuestas
existen, pero dan lugar a respuestas difusas. Sin embargo, también existe un
centro que analiza y controla la temperatura corporal. Se encuentra en el
hipotálamo.
Los niveles de temperatura corporal están relacionados con
la relación superficie – volumen, ya que cambia la cantidad de calor que se
pierde por la superficie del cuerpo. Hay pautas de variación geográfica del
tamaño corporal y de los apéndices. Hay dos reglas que, aunque no son del todo
universales (ya que hay excepciones), son bastante generales. Son las reglas de
Allen y de Bergman.
Según la ley de Allen, para especies muy próximas, las de
las zonas más frías tenderán a tener más reducidas las partes salientes del
cuerpo, los apéndices. Según la ley de Bergman, complementaria a la de Allen,
para dos especies muy próximas, las de zonas frías tienden a adquirir mayor
tamaño corporal. Y es que aunque la temperatura interna sea constante en el
cuerpo, en las extremidades la temperatura tiende a bajar (por ejemplo, aunque
nuestro cuerpo está a 37ºC, los pies pueden bajar a menos de 31ºC si la
temperatura exterior fuese menor de 20ºC). Si un animal vive en zonas frías,
reducirá las zonas por donde se pierde calor y aumenta la zona central del
cuerpo, que es la que produce calor. La mayor producción de calor se encuentra
en los órganos viscerales (hígado, riñones, pulmones), que pueden aportar hasta
el 70% de la temperatura del cuerpo.
En mamíferos acuáticos el problema se intensifica, ya que el
agua es un conductor del calor más eficaz. Y no se forma una capa aislante
pegada a la piel, como ocurre con el aire. Esto hace que los mamíferos marinos,
en general, tienden a tener un elevado tamaño corporal. Además, aparecerán
otras adaptaciones para la temperatura. Uno será la adaptación a una
temperatura corporal más baja. Pero no se trata de una adaptación muy extendida
y este descenso será como máximo de 1 ó 2ºC. Otra posibilidad es que tuviesen
una tasa metabólica alta, lo que también ocurre aunque de forma moderada. Una
adaptación importante es el perfeccionamiento de los mecanismos de aislamiento.
El método clásico es la existencia de capas de grasa. Un aislamiento plantearía
problemas de sobrecalentamiento cuando aumentase la temperatura exterior, que
podría llevar a sobrecalentamiento del animal. El mecanismo debe coordinarse
con el de disipación del calor.
El mecanismo de disipación del calor sería habitual en
aquellos mamíferos terrestre con pelo. Aparece una circulación periférica y una
circulación profunda. En animales marinos, como focas, hay un sistema en
paralelo, una parte de la circulación pasa por la superficie y otra por el
interior y se deriva hacia una parte u otra para equilibrar el sistema térmico.
Se trata de un sistema no voluntario. Deben regularse las cantidades de sangre
que van por fuera y por dentro. Además de esto, la situación de aislamiento que
producen la capa de grasa no pueden ser totales. Las aletas deben tener una
articulación y en esta zona no puede haber grasa. Una capa gruesa también
dificulta la acción de lo órganos sensoriales. Por todas estas razones existe,
además, un sistema de contracorriente, con las arterias situadas en zonas
centrales y las venas rodeando a éstas.
Los mamíferos son homeotermos. Algunas especies en algún
tiempo bajan su temperatura corporal, porque están en el límite de la
homeotermia debido a su tamaño corporal o porque hay estados de hibernación o
semihibernación. Con respecto al límite de la homeotermia, la superficie
corporal indica lo que pierde y el volumen, lo que produce calor. A menor
tamaño, más tasa metabólica y a partir de un cierto tamaño mínimo, aumenta
bruscamente. El nivel tope ronda los 2,5 ó 3 gramos, valor por debajo del cual
no parece posible la homeotermia. Pueden pasar partes del día con bajadas de
temperaturas, en algunos casos tienen variaciones de dos o tres grados respecto
a su temperatura estándar. Requieren alimentación casi continua, lo cual
condiciona el resto de su sistema de vivir. Se reduce la esperanza de vida.
Otra situación diferente es la hibernación. Se trata de un
sistema de previsión de que el balance va ser muy desfavorable durante una
época del año y de este modo se remedia. Y gran parte de su ciclo vital estará
condicionado por la hibernación. En ocasiones afecta al ciclo reproductor. Y la
hibernación está condicionada por el clima. Por ejemplo, se sabe que algunos
animales al cambiarlos a otro clima dejan de hibernar. Durante la hibernación
hay una pérdida de peso. Antes de la hibernación comen, acumulan reservas y
después las pierden durante la hibernación. Mantienen una cierta actividad
metabólica, aunque en general reducen la temperatura corporal, en algunos casos
a niveles muy bajos (en murciélagos se llegan a temperaturas de pocos grados
sobre cero). De este modo ahorra energía. En muchos casos los hibernantes
inactivos llegan a temperaturas corporales cercanas a la temperatura ambiente.
Algunos animales se consideran pseudohibernantes. Por
ejemplo os osos. La temperatura corporal desciende, pero no más de seis o siete
grados respecto a la normal. Hay un descenso moderado de la temperatura
acompañada de efectos parecidos a lo que les sucede a los auténticos hibernantes.
Hay un descenso de las tasas metabólicas, con un ahorro energético. A nivel
fisiológico, es importante hacer la distinción entre los dos tipos de
hibernación, aunque en zoología es implemente un caso menos extremo de
hibernación.
Piel y anexos.
Pelos.
Hay varios tipos de pelos según donde se implanta y la
función que cumplen. Las vibrisas son pelos largos, en la cara, sensibles y
fuertes, cuya función es sensorial. Los pelos denominados jarra aparecen sobre
casi todo el cuerpo, en a superficie, son flexibles, más pigmentados,
responsables de la coloración y diseño del animal. Por debajo, los pelos
denominados barra, más cortos, flexibles y encargados de la termorregulación.
En algunos mamíferos encontramos tendencia a la reducción o
desaparición de pelos, como ocurre en cetáceos y en algunos mamíferos
terrestres de gran tamaño en zonas cálidas (como elefantes, rinocerontes o
hipopótamos).
Algunos pelos se adecuan a otras funciones, aparte de la
termorregulación. Asociado al pelo habrá una glándula sebácea que cubre el pelo
de grasa y lo hace más hidrófobo. Explica también porque grandes mamíferos
acuáticos y algunos terrestres no tienen pelo, ya que no les sirve para la
termorregulación.
La orientación del pelo también varía en distintas zonas del
cuerpo. Encontramos pelos de diferentes tamaños, formas y orientaciones en
distintas zonas del cuerpo. En especies de pequeño tamaño, el pelo suele estar
implantado hacia atrás, para que no suponga un freno para el animal. En otros
casos el pelo se orienta de forma que facilita el escurrido del agua. en
animales que viven colgados boca abajo, como los perezosos, los pelos de la
barriga y espalada se implantan de abajo a arriba para que escurra el agua. En
primates está dispuesta de forma anómala, ya que se disponen para escurrir el
agua cuando ponen los brazos y manos sobre la cabeza.
En animales como los topos, que van hacia atrás y adelante
por las galerías, el pelo está de punta y es muy fino, sensible y le sirve para
saber donde se encuentra la pared.
Otras posibles funciones de los pelos son las señales y la
comunicación. Por ejemplo, cuando los corzos levantan la cola y aparece la
mancha blanca es una especie de señal de alarma para el resto. O cuando los
animales erizan el pelo como señal de amenaza o de estrés.
Glándulas derivadas de la piel.
Glándulas.
Las glándulas sebáceas son de tipo holocrino (las células
mueren y se expulsa la mezcla). Asociadas a pelos, el canal desemboca al
folículo piloso. Protege la epidermis de la desecación e impregnan los pelos.
Están ausentes en cetáceos.
Otro tipo de glándulas son las sudoríparas. Producen sudor
con fines de termorregulación y más del 90% de la su composición es agua. el
resto, sales minerales. Provoca evaporación de agua, que consume calor y de
esta forma refrigera la piel.
Algunas glándulas de este tipo son modificadas y adquieren
otras funciones. Un ejemplo son las glándulas mamarias. En otros casos, las
modificaciones sirven como sistema de emisión de señales, produciendo
sustancias olorosas con fines como marcar el territorio.
El tipo de glándulas más específicos son las mamarias.
Caracterizan al grupo de los mamíferos (les dan nombre). En otros grupos de
animales encontramos sucedáneos de la leche, como en algunas aves que la
producen y la vierten al tubo digestivo. Pero ni la producción, ni la
composición, ni la forma de excretar el alimento tiene nada que ver con lo que
ocurre en mamíferos. Como los requerimientos nutricionales son parecidos, todo
tipo de secreción nutritiva va a tener una composición parecida y en muchos
casos adquiere también coloración blanquecina. Sin embargo se produce de forma
distinta y se absorbe de manera diferente.
La composición de la leche es muy variable. Siempre hay
agua, normalmente albúmina y grasa en forma de gotas flotando (emulsionada),
sales minerales y lactosa. Varía según el grupo de mamíferos, en algunos casos
varían de forma concordante con el ciclo vital. Por ejemplo, si se necesita un
crecimiento rápido, habrá leche con muchas proteínas, mientras que en casos de
desarrollos más lentos no se necesitan proteínas en tanta cantidad.
El número de glándulas mamarias variará según la especie. Se
encuentra en la zona ventral. En los placentarios, es decir en los euterios, su
número estará entre 2 y 22. En los metaterios (como los marsupiales) podemos
encontrar más de 22 mamas e incluso pueden aparecer en números impares. En
cualquier caso la glándula acaba en un pezón adaptado a la boca del juvenil. En
prototerios (como el ornitorrinco) no encontramos pezones, la leche sale a una
zona donde o bien la lame, a bien la chupa a través de los pelos.
El número de glándulas mamarias no tiene una variabilidad
caprichosa, hay una conexión con el número de crías que pare la hembra. Hay una
regularidad bastante grande en este sentido, se impone un límite superior al
límite de la camada. Y suele coincidir más o menos con la mitad. El apego
empírico a esto proviene porque si hay una camada mayor al número de mamas, hay
una mortalidad en la descendencia y el aumento en exceso de mamas tampoco
compensa.
Otros anexos.
Otro tipo de anexos característicos son garras, uñas y
pezuñas. Son de origen epidérmico, apareciendo en los extremos de manos y pies.
aparece en todos los mamíferos excepto en los cetáceos.
Una garra estaría compuesta por láminas córneas de origen
epidérmico, denominadas láminas dorsales, curvadas en los dos sentidos, con un
componente esquelético, ya que se asocian a la última falange y un coginete
plantar que es una zona engrosada, con grasa, tejido conectivo, músculo y una
superficie de apoyo. El apoyo es suave, amortiguado. Se hace de esta forma más
silencioso en la marcha.
El siguiente modelo es el modelo uña, específica del hombre
y otros pimates. La lámina dorsal es plana y la lámina plantar está
reducidísima. En la marcha, se apoya en la almoadilla y no en la uña.
En el caso de las pezuñas, presentes en herbívoros de gran
tamaño, el peso del animal se apoya sobre las propias uñas.
Otros mamíferos tienen escamas cutáneas, como ocurre en el
armadillo. Son comparables a las de los reptiles por su apariencia externa,
aunque realmente no se parecen en nada. Tienen una función protectora, no
teniendo relación con la termorregulación ni la retención de agua. No reemplaza
a los pelos. Hay pocos grupos que las presenten. En otros mamíferos hay escamas
epidérmicas en zonas concretas, como las que tienen los ratones en la cola o
los castores.
Anexos cutáneos: cuernos. |
Otro tipo de anexo endurecido son los cuernos. Hay
estructuras que se parecen y que poseen la misma función, pero que no son
homólogos. Por ejemplo, la jirafa posee extensiones del propio hueso del cráneo
que no pueden ser considerados cuernos (de hecho, están recubiertos de piel y
pelo). Los cuernos de los rinocerontes, aunque no son similares a los
auténticos cuernos, si que tienen un origen epidérmico (son estructuras muy
queratinizadas)., estando constituidos por filamentos muy por fuera una funda
córnea que es una producción epidérmica, siendo esta última zona la que posee
capacidad de crecimiento. Esta funda es permanente y crece por superposición.
Hay dos géneros excepcionales en los que esta funda se cae y se renueva cada
año. Los cuernos aparecen en ambos sexos, aunque están más desarrollados en los
machos. Por último tenemos los cuernos de los cérvidos. Son caedizos, se
renuevan cada año, de forma que caen y se reemplaza. Suelen aparecer solo en
los machos. Están constituidos por algo equiparable al hueso y se forman en la
base de un callo, en el que se interrumpe el riego sanguíneo y constituyendo
por lo tanto una estructura muerta. Parece que los cuernos de los cérvidos no
proporciona ventajas a los individuos durante su vida cotidiana, siendo una
selección sexual, pues suelen presentar berreas, luchas entre machos, de forma
que los machos con cornamentas mejor dotadas trinfan en las luchas y se aparean
por más hembras.
apretados. Otro
modelo serían las astas de los bóvidos, con un núcleo que es una prolongación
del hueso frontal
Reproducción y desarrollo.
En los mamíferos encontramos placenta. Cuanto más
evolucionada esté la placenta, menos vitelo tiene el huevo. La más desarrollada
es la del tipo corionalantoideo. Toda la nutrición tiene lugar a través de la
placenta tras su desarrollo, por lo que se requiere muy poco vitelo.
No hay flujo directo de sangre a través de la placenta, pero
se facilita el transporte. Hay un intercambio por ósmosis y transporte activo,
pero nunca se mezclan las sangres de la madre y el hijo. La placenta asegura
alimentación, respiración y eliminación de desechos. En casos particulares se
producen hormonas que regulan la gestación (por ejemplo, en yeguas). Los
cuerpos lúteos son los que producen hormonas que controlan la gestación. Se
encuentran en el folículo, en los cuerpos fructíferos. En las yeguas estos
desaparecen muy temprano y después es la placenta la encargada de segregar. En
los marsupiales la placenta está en el saco vitelino.
Hay varios tipos de sistemas de unión con la madre. En
ocasiones la unión se lleva a cabo por toda la superficie del saco embrionario,
hablándose de unión difusa. En otros casos, se lleva se habla de unión
cotilodenaria, uniéndose solo por una especie de bastones (generalmente
varios). También podemos encontrar una especie de cinturón alrededor del saco
embrionario, hablándose de placenta zonal. Y placenta zona, en la que no
encontramos una franja, sino una especie de disco.
Sistemática.
Encontraremos dos subclases de mamíferos. Reconocemos por un
lado los mamíferos ovíparos, denominados monotremas (o prototerios) y por otro
lado dividiremos el resto en dos grandes grupos, los marsupiales (metaterios) y
los placentarios (euterios).
Prototerios.
Los prototerios son los ornitorrincos y animales similares.
Poseen una zona oral alargada, en forma de pico. Son mamíferos primitivos.
Están conectados con los reptiles. Como ellos poseen los primeros huesos largos
de las extremidades en posición transversal.
Tienen una cloaca. Y son ovíparos. Pero son mamíferos,
tienen un solo hueso en la mandíbula, diafragma que separa los dos celoma, pelo
y sobre todo glándulas mamarias. En cuanto a la temperatura corporal, tienen
una homeotermia imperfecta, no la mantienen de forma restringida en tan pocos
grados. Y es que carecen de glándulas sudoríparas o equivalentes. Solo en el
pico presentan algo parecido. Si poseen capacidad de vasodilatación, cambio de
ritmo respiratorio y cardiaco y tiritonas, pero estos no son mecanismos de gran
precisión.
La cloaca es común al genital, urinario y digestivo. Los
órganos copuladores no son como los del resto de mamíferos, los del macho
aparecen como un saliente de la cloaca con un conducto genital. Su oocito es de
tipo telolecito, con mucho vitelo. Los nutrientes los obtiene del propio huevo.
Y no tienen pezones, las crías se alimentan lamiendo la superficie de donde
sale la leche o chupan un grupo de pelos por los que resbala.
Se distinguen dos familias, los Ornitorrichidae y los
Tachyglossidae.
Los primeros son los que poseen pico y solo viven en
Australia y Tasmania. Poseen el tamaño aproximado de un conejo, son acuáticos,
con membranas interdigitales, sobre todo en las patas traseras. En estas patas traseras
presentan también un espolón venoso. El pico surge de un alargamiento de los
dentarios en el inferior y de los premaxilares y maxilares en el superior,
recubierto por un estuche córneo fino (es decir, no es homólogo al de las
aves). Además, posee en el multitud de glándulas. Los bordes del pico están
acanalados, son como peines que permiten salir el agua cuando muerde. Tiene
dientes, pero solo en individuos jóvenes. Después son reemplazados por una
placa córnea oscura. Solo presentan un ovario. Los huevos están parcialmente
calcificados y miden entre 1,5 y 2 centímetros. Cada hembra pone un número
pequeño de huevos.
La otra familia, los Tachyglossidae son las equidnas. Hay
dos géneros. En ellos, el pico no es aplanado y poseen una lengua larga. No poseen
dientes (ni en sus fases juveniles). Son ovíparos, pero no ponen huevos
calcificados. La hembra los retienen en una cámara incubadora y ahí completan
su desarrollo. Esa bolsa no se puede comparar con la de os marsupiales, ya que
solo sirve para el almacenamiento.
Metaterios.
Son los marsupiales. Presentan placenta, pero no es como la
del resto de mamíferos. Hay un género que ya presenta una placenta
evolucionada. Tienen una cierta diversidad de especies y tipos morfológicos. El
área de agrupación geográfica es muy reducido, apareciendo sobre todo en
Oceanía, aunque también en Sudamérica. En la zona principal, las faunas de
marsupiales tienen una
Metaterios: canguro. |
En general, se trata de animales más primitivos. El encéfalo
tiende a estar más reducido, el sistema de reproducción parece más imperfecto,
menos evolucionado. El grado de homeotermia no es tan estable como en euterios.
Suelen presentar dentición especializada, pero no tanto como
en euterios. Suelen tener un número de piezas elevado, no hay reemplazamiento
dentario.
El rasgo más distintivo es la reproducción. Las crías nacen
en un estado muy primario de desarrollo, apareciendo en una gestación muy
breve, de entre 7 y 40 días. Desde que nace, se instala en el marsupio. Dentro
de este hay pezones, en un número muy variable. Y las crías crecen en el
marsupio, meten el pezón en la boca y se anclan hasta que se finaliza el
desarrollo.
El grado de desarrollo cuando nace no es uniforme. Las
cavidades nasales y las patas suelen estar muy desarrollada, la madre humedece
con saliva el camino hacia el marsupio, pero es el recién nacido quien debe ir
escalando con las patas. Y el desarrollo de las fosas nasales se debe a que al
meter el pezón en la boca, deben poder respirar y este suele llegar hasta muy
adentro.
Tiene dos oviductos, que no coinciden a la gestación.
Euterios.
El resto de mamíferos, o los mamíferos en los que solemos
pensar, son los euterios. Tienen todos los caracteres generales de lo mamíferos
europeos, asiáticos, africanos y norteafricanos. Se trata de animales con un
solo útero.
No describimos el grupo por pertenecer al tema de fisiología
animal general.
Euterios: primate. |
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