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lunes, 21 de octubre de 2019

Bécquer o el color de las pupilas.

Gustavo Adolfo Bécquer es, sin lugar a dudas, el principal representante del romanticismo español del siglo XIX y recuerdo que buena parte de sus rimas adornaban las libretas y archivadores de los adolescentes de mi generación.

Hasta que llegabas a la madurez y comenzaban a resultarte ñoñas, todo hay que decirlo.

No vamos a cuestionar la calidad literaria de Bécquer y mucho menos en un blog de ciencia (aunque insisto en que las rimas acaban resultando cursis en cuanto uno supera la edad la pavo y tu cuerpo se empieza a acostumbrar una cierta carga sanguínea de hormonas sexuales). Pero hay algo que sí que merece la pena considerar, desde el punto de vista anatómico. Y es su pavorosa costumbre por colorear las pupilas.

Quizás los versos más populares en los que se refiere a esta zona anatómica del ojo los encontramos en su rima XXI:

- ¿Qué es poesía? - me dices mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul
¿Poesía? ¿Y tú me lo preguntas?
Poesía... eres tú

Pero insiste en la rima XIII:


Tu pupila es azul y, cuando ríes, su claridad süave me recuerda
el trémulo fulgor de la mañana que en el mar se refleja.
se me figuran gotas de rocío
sobre una vïoleta.
una perdida estrella.

Tu pupila es azul y, cuando lloras, las transparentes lágrimas en ella
Tu pupila es azul, y si en su fondo
como un punto de luz radia una idea,
me parece en el cielo de la tarde

Vamos a ver. La pupila es la apertura que encontramos en el ojo y por la cuál la luz atraviesa el iris cruza el cristalino para finalmente alcanzar la retina. La retina, en la porción posterior del ojo, es la encargada de percibir la luz, transformar el estímulo luminoso en un impulso nervioso y enviar la información al cerebro.

La pupila, por lo tanto, es solo un hueco a través del cuál cruza la luz. Y, en términos generales, será de color negro.

¿Por qué?

Porque los objetos reflejan la luz que no absorben. Si la pupila, que es un mero agujero por el que pasa la luz, fuese de color azul, querría decir que la zona de retina que vemos a través del citado agujero o alguna otra estructura intermedia estaría reflejando el color azul. Por lo que no absorbería la luz azul. O lo que es lo mismo, la retina no podría percibir el color azul, ya que no lo estaría absorbiendo, lo estaría reflejando (o entre la pupila y la retina hay algo que refleja el color azul y por lo tanto no lo deja pasar a la retina).

Así que tenemos varias opciones.

O Bécquer se pasó media vida confundiendo el iris con la pupila (algo bastante habitual).

O el significado real de la pupila le va al pairo con tal de que no le estropee la rima.

O su novia tiene serios problemas de visión. Porque, de ser cierto que su pupila es azul, la pobre novia del poeta tendría algún tipo de malformación ocular que le impediría percibir el color azul. Que ya es desgracia, con la cantidad de cosas bonitas de color azul que podemos ver (el mar, el cielo, el iris de unos ojos azules y no sigo, no me vaya a poner tan empalagoso como Bécquer).

Me inclino por la primera opción, dado que el puñetero insistió con el tema de teñir pupilas en su rima número XII.

Porque son, niña, tus ojos
verdes como el mar, te quejas;
verdes los tienen las náyades,
verdes los tuvo Minerva,
y verdes son las pupilas
de las hourís del Profeta. 

En resumen, leed a Bécquer, sobre todo si sois adolescentes y no sabéis con qué decorar vuestras carpetas. Pero cuestionad todo lo que os cuenten, porque hasta los poetas se equivocan.

jueves, 2 de marzo de 2017

Función nerviosa, tres segundos y un gol.

No solemos ser conscientes de todo lo que rodea nuestra realidad, de la cantidad de decisiones que nuestro cuerpo debe tomar en fracciones de segundo. De cómo funciona el sistema nervioso y mantiene al cuerpo anclado al mundo, cómo analiza los estímulos, cómo ordena respuestas de una forma precisa y preciosa.


Partido de futbol. Minuto cincuenta y dos, veinticuatro segundos. Empate a cero.

Nuestro delantero cruza la medular en dirección a la frontal del área contraria. A su cerebro llega multitud de información procedente de sus sentidos, su piel envía información sobre la temperatura ambiente y la ligera brisa que la cubre, sus odios perciben los gritos del público e incluso podría notar el olor de la hierba cortada a través de sus fosas nasales, o percibir la humedad del aire en la cara interna de las aletas de su nariz .

Solo la parte autónoma de su cerebro reacciona, produciendo sudor o erizando el pelo de su piel. La parte consciente de su cerebro, sin embargo, obviará toda esta información y aunque los impulsos llegan desde los receptores al cerebro, éste la ignorará mediante un fenómeno conocido como inhibición lateral, para centrar toda la atención en lo que realmente importa en ese momento: el balón, la portería, el portero, el gol.

Mira al balón y la luz que choca contra el esférico, el césped, el guardameta, rebota en la materia, traspasa el aire para llegar a su córnea y pasar el iris, tras el cual el cristalino la concentra sobre la córnea y la información visual es transformada en un impulso eléctrico que sale del ojo a través del nervio óptico. (1b)

Los nervios ópticos salen de los ojos para dirigirse al cerebro. Antes de alcanzarlo, se cruzarán de derecha a izquierda: el nervio del ojo izquierdo pasa al hemisferio derecho del cerebro y el nervio del ojo derecho al hemisferio izquierdo.

La información visual atraviesa el cerebro, llega al quiasma óptico y se dirige hacia una zona de corteza situada en la parte posterior, también llamada occipital, del cerebro conocida como corteza visual. Allí se interpreta la información que llega de los ojos, se conforman las imágenes.
Y el delantero ve al portero, la portería y centra su atención, su vista, en el balón para ejecutar el lanzamiento y hacer al esférico volar hacia la escuadra derecha de la meta.

Mira el balón, decide qué zona del mismo debe golpear. Y cómo.

Al cerebro llega información sobre la posición corporal, el grado de contracción de todo el sistema muscular, cómo se encuentra la pierna, la rodilla y el tobillo en relación al resto del cuerpo. (1)

Los tendones envían señales sobre su estado de contracción.  Éstas salen del tendón por un nervio que se dirige hacia la médula espinal y que se conoce como nervio aferente. (2)



El nervio aferente llega a la médula espinal. En la médula podemos distinguir dos zonas, una zona interna, con forma de mariposa, de color grisáceo oscuro y compuesta de cuerpos o somas neuronales. Hay infinidad de neuronas con conexiones internas entre ellas. Es la zona de integración, donde se toman decisiones.

Si en esta zona se interpretase que existe alguna posibilidad de daño severo, se ordenaría el movimiento muscular para evitarlo, sin que exista interacción del cerebro. Esto se conoce como reflejo medular y es el que se desencadena, por ejemplo, cuando tocamos algo muy caliente y retiramos la mano sin pensar, o cuando nos golpean con un objeto el tendón rotuliano y extendemos la pierna.

En nuestro caso no hay reflejo medular que desencadenar, la información debe ser enviada al cerebro. De esto se encargan los cordones nerviosos que ascienden y descienden por las zonas blancas periféricas de la médula. (3)

El estado de contracción de los músculo, por lo tanto, asciende por estas zonas periféricas de la médula en dirección al encéfalo. Atraviesa el bulbo y llega a la protuberancia. Aquí sucede algo parecido a lo que ocurre con los ojos: la información de la parte derecha del cuerpo pasa al hemisferio izquierdo y la información de la derecha pasa al derecho. La zona donde se cruzan los haces nerviosos se denomina decusación de las pirámides. (4)

De la protuberancia la información pasa al tálamo. Y del tálamo, viaja a zonas de la corteza cerebral, repleta de cuerpos neuronales y conexiones entre neuronas que conforman la materia gris. En la corteza cerebral existe un mapeo extremadamente preciso del cuerpo, un esquema que nos hace saber con mucha precisión la posición de nuestro cuerpo, así como las sensaciones que nos llegan por la piel. Se denomina corteza sensitiva. (5)

Si en lugar de información sobre posición, llegase información sobre dolor, esta se quedaría fundamentalmente en el tálamo. En el tálamo el mapeo no es tan preciso y por esa razón el dolor está mucho más deslocalizado que las sensaciones de tacto o contracciones musculares habituales. La patada que nuestro jugador recibió hace unos minutos no le duele en una zona precisa de su pie izquierdo, se duele literalmente en todo el tobillo.

En las zonas de integración se tomas decisiones. Aquí llega información de la corteza sensorial para saber la posición del cuerpo, así como información de la corteza visual para decidir la dirección del movimiento, de forma que la patada impacte en el punto exacto del balón. También se compara con la información recibida con anterioridad, con la memoria, con la experiencia. Y se decide qué tipo de movimiento es el más adecuado para esta situación, dependiendo de la posición del balón, del portero, o dónde está la portería. (6)



Una vez se ha decidido el movimiento, la zona de integración envía la señal sobre qué quiere el futbolista hacer hacia la corteza motora, que es la encargada de ordenar el movimiento de los músculos. Al igual que sucede con la corteza sensorial, en la corteza motora hay un mapa muy preciso de todos los músculos del cuerpo, de forma que el cerebro puede actuar sobre todos ellos de manera muy ajustada, decidiendo el movimiento exacto que quiere llevarse a cabo.

Pero existe, además, un sistema adicional para concretar los movimientos. La zona integradora, además de enviar información a los músculos sobre qué movimiento se quiere hacer, también la envía a una zona del encéfalo denominada cerebelo. Al cerebelo también llega información de la corteza sensorial que le indica cuál es la posición exacta de nuestros cuerpo, del sistema muscular. (7)

En resumen, al cerebelo llega información sobre qué quiere hacer nuestro delantero y sobre lo que realmente está haciendo. Si existen imprecisiones, si el movimiento muscular no se ajusta a lo que la corteza motora ha ordenado, el cerebelo envía información a la corteza motora para corregir el movimiento y ajustarlo a lo que la zona integradora había ordenado.



Cuanto más preciso sea el cerebelo, más preciso es el movimiento. Por ese motivo es más fácil hacer un movimiento preciso moviéndose lentamente que hacerlo rápido, pues se le da al cerebelo más tiempo para actuar y corregir las imprecisiones.

Nuestro delantero ha chutado a puerta tal multitud de veces, ha entrenado tantas veces el movimiento de golpeo, que el cerebelo y las zonas integradoras ya tienen el movimiento muy mecanizado, por lo cual será más fácil para todo su encéfalo precisar exactamente el movimiento de la pierna.
El cerebelo también colabora en mantener el equilibrio y mandará información a la corteza motora para que brazos, abdominales y lumbares ayuden a que la posición global del cuerpo sea la adecuada.
La orden de contracción muscular parte de la corteza motora y de dirige a la médula. Antes de entrar en ésta, se cruza de derecha a izquierda y de izquierda a derecha de nuevo en la decusación de las pirámides. Desciende por los cordones blancos de la periferia y llegan al nervio eferente, que llevará la información desde la médula a los órganos efectores, en este caso los músculos de la pierna. (9)
El nervio eferente parte de la médula y llega al músculo, donde provocará la descarga neuromotora que hará que el músculo se contraiga de manera precisa. (10)

Entonces el cuádriceps se contrae y la articulación de la rodilla se extiende a la vez que la parte superior de la pierna, impulsada por los músculos pectíneo, psoas y abdominal impulsa hacia delante toda la pierna. El pie se coloca ligeramente en lateral para que el impacto con el balón tenga lugar con el empeine. (11)

Minuto cincuenta y dos, veinticinco segundos.

Con el choque, la energía muscular se transmite de la pierna al balón. Entonces el balón vuela, desplazándose con un movimiento acelerado.

El corazón del delantero late a doscientas pulsaciones por minuto, sus pulmones toman aire en profundidad con un ritmo de unas veinte inspiraciones por minuto. Sus músculos necesitan obtener energía mediante la combustión de glucosa, por eso su cuerpo requiere una gran cantidad de oxígeno.
El ritmo cardiaco y la frecuencia respiratoria son controladas por una zona del encéfalo llamada bulbo raquídeo, justo al final de la médula. Adecúa estos ritmos a las necesidades del cuerpo.  Es una zona esencial del encéfalo y cualquier daño en esta zona sería fatal. (12)



Tras el esfuerzo, viene un momento de relax, todo se para mientras el esférico traza su trayectoria ligeramente curvada, por encima de la mano del portero, pasa ligeramente por debajo del larguero y se envuelve con violencia en la red de la portería, que lo frena y lo devuelve al suelo con cierta dulzura.


Minuto cincuenta y dos, veintisiete segundos. Uno a cero.


miércoles, 13 de febrero de 2013

Reproducción: Esquemas.

Esquemas conceptuales sobre la reproducción animal y vegetal.

Comenzamos con un esquema general de la reproducción en animales:

Reproducción en animales.
El segundo es un esquema de la reproducción en vegetales:

Reproducción en vegetales.
Y por último, un esquema de los ciclos biológicos:

Ciclos Biológicos
El vídeo de la presentación (Keynote):


sábado, 18 de agosto de 2012

Anatomía Celular: Retículo Endoplásmico

Se trata de uno de los sistemas de endomembrana más desarrollados. Dependiendo de la actividad de la célula, puede encontrarse con mayor o menor abundancia. Si bien no iene porque aparecier plenamente desarrollado en un momento determinado de la vida celular, si lo encontraremos en alguna de sus fases. Hay células que se diferencian en un momento dado y que pueden llegar a perder todo o parte de su retículo, aunque en su fase juvenil si que aparecerá en relativa abundancia; esto ocurre por ejemplo en los eritrocitos, o los espermatozoides (en sus fases adultas presentan muy poco retículo, ya que en su maduración lo pierden, ya que en sus fases juveniles sí que presentan retículo en abundancia).

Se trata de una estructura que se suele dividir en dos grandes tipos o grupos, el retículo liso y el rugoso. No hay una diferencia o falta de continuidad neta entre ambos, se trata de la misma estructura aunque con una estructura, composición lipídica y protéica que les confiere unas ciertas características diferenciales. Pero realmente se trata de una estructura común, que si pudiésemos extender comprobaríamos que uno y otro se encuentran conectados. Además, en algunas células encontraremos conformaciones de retículo particulares, que no se adaptan a ninguno de estos dos tipos.
Tipos de retículo endoplásmico
Las diferencias entre el retículo liso y el rugoso se encuentra en que el rugoso presenta una serie de estructuras, a modo de gránulos electrondensos, pegados a la membrana. Estos gránulos son en realidad otro orgánulo celular asociado: ribosomas. Además, la morfologíaa general del retículo rugoso es un poco diferente al del liso, ya que el rugoso está formado por cisternas aplanadas, alargadas, comunicadas entre si por conexiones más estrechas (pudiendo aparecer también ciesternas independientes). Los ribosomas siempre están anclados a la hemimembrana que mira hacia el citoplasma, es decir, hacia el exterior del retículo (al encontrar zonas con muchas cisternas paralelas, puede inducir a error).
Orgánulos celulares
En el retículo liso no hay ribosomas. Además, se trata de estructuras tubulares, forma una especie de madeja de tubos.

Función del Retículo Endoplasmático.
           
retículo endoplasmático puede aislarse con relativa facilidad. Para su estudio se fragmentan las células, induciendo que se separen las membranas interiores. El retículo tenderá a cerrarse sobre si mismo, formando microsomas. Estos microsomas son activos y de esta manera ha podido analizarse su función.
Para esta serie de estudios se realiza la extracción recurriendo a células con mucho retículo. Normalmente se eligen hepatocitos (células del hígado), que poseen gran cantidad de retículo tanto liso como rugoso. El retículo rugoso es especialmente fácil de separar, ya que presenta mucha densidad debido a los ribosomas. En un gradiente de densidad, se separa formando una banda bien definida. En el caso del retículo liso, no se separa con tanta facilidad y por eso debe recurrirse a una célula con mucha cantidad de retículo liso, de forma que sea más probable su aislamiento.

El retículo interviene en la biosíntesis de proteínas, encargándose de fabricar proteínas transmembranales de los orgánulos celulares y de la membrana celular. También fabrica proteínas de los lisosomas. Esta función es desarrollada básicamente por el retículo rugoso.

También interviene en la biosíntesis lipídica. Son exportadas, posteriormente, a los sistemas de membranas celulares. De esto se encargará, fundamentalmente, el retículo liso.

Por otro lado hay una función de glicosidación. Se encargaría de una glicosidación parcial de las proteínas. Se para en un estadío de glicosidación concreto y después en el aparato de Golgi se completará el trabajo. Es decir, en el retículo endoplasmático, concretamente en el rugoso, comienza la glicosidación de las proteínas y los lípidos.

También posee una cierta función de detoxificación. Esta función corre a cargo del liso. De ahí que se encuentre muy desarrollado en células epaticas. El retículo realiza una transformación de ciertas moléculas para que puedan ser metabolizadas o eliminadas por el sistema del limpieza del organismo. Por ejemplo, en el caso de sustancias hidrófobas, capaces de fusionarse con la membrana, puede ser transformada para convertirla en una molécula hidrófila, que pasará al citoplasma donde podrá ser eliminada o limpiada. A veces esto puede resultar un arma de doble filo, hay sustancias que no son especialmente dañinas y al ser modificadas por el retículo se transforman en sustancias tóxicas o cancerígenas.

El retículo es una estructura que puede crecer y decrecer rápidamente. Un tóxico, como los barbitúricos, que son eliminados por el retículo, provocan la proliferación del orgánulo. Este hecho se ha aprovechado para aislar retículo, ya que si suministramos barbitúricos a un animal de laboratorio, nos aseguramos de que el retículo sea más abundante en los hepatocitos. Cuando quitamos los barbitúricos de la dieta del animal, el retículo se reduce rápidamente, siendo digerido o reciclado por la propia célula.

El retículo endoplasmático liso también interviene en procesos metabólicos como la glucogenolisis, es decir, la degradación del glucógeno. Esta función es especialmente evidente en los hepatocitos (el hígado es una de las reservas de glucógeno).

Finalmente, interviene en procesos de secuestro de calcio. El calcio es una molécula importante que interviene en muchos fenómenos, desde la adhesión celular hasta la contracción muscular. En las células musculares, por ejemplo, hay acúmulos de un retículo especial denominado retículo sarcoplásmico (a las células musculares se les denomina sarcómeros). Se trata de una modificación del retículo endoplasmático liso, que posee en su membrana una ATPasa asociada encargada del transporte de iones de calcio. Cuando se necesita una contracción, este calcio que se acumula en el retículo se libera al citoplasma. La concentración de calcio intracelular es menor que la extracelular, el calcio está muy controlado. Hay, en todas las membranas de los componentes celulares y en las membranas del retículo transportadores de calcio que controlan su concentración. No se sabe si existen especializaciones del retículo liso en todas las células o si esta función, en células normales, es llevada a cabo por un retículo endoplásmico liso normal. La proteína identificada encargada de acumular el calcio se denomina calciosecuestrina, que es capaz de inmovilizar el calcio dentro de las cisternas.

Componentes del retículo endoplasmático.

La membrana del retículo es ligeramente más estrecha que la plasmática. Su composición es normal, pero existe una gran diferencia en cuanto a las proteínas de membrana que encontramos en la membrana celular respecto a la del retículo. Hay proteínas relacionadas con el anclaje de los ribosomas, denominadas genéricamente riboforinas (no está claro que se trate de un solo tipo de proteína). Provocan una unión mediada por fuerzas débiles (aunque al anclaje también colabora el péptido en formación cuando el ribosoma del retículo está trabajando).

En el retículo endoplásmico no hay continuidad, hay una diferenica protéica. No hay movimientos de proteínas desde el retículo rugoso al liso. Puede ser que se formen microislas de proteínas asociadas, lo cual hace que la movilidad se reduja. O bien se forman anclajes a otras proteínas. No obstante, se trata solo de hipótesis, sin que se sepa realmente qué mecanismos son los que actúan.

Hay proteínas que se forman en el interior del retículo y alguna parte de la proteína formada tendrá algún tipo de señal que hace que no pueda salir del interior. Otras proteínas se fabricarán fuera y entrarán o difundirán al interior. Y un grupo de proteínas se asociará a la membrana del retíclo. El marcaje es necesario para explicar que algunas proteínas nunca se muevan del retícuo.

En la membrana del retículo liso también hay protéinas, destacando dos citocromos, el B5 y el P450. Son cadenas de transporte de electrones, parecidos a las de la mitocondria. Pero no se produce respiración, ni fosforilación oxidativa. Se trata de un sistema para metoxilar compuestos, realizando por ejemplo reacciones relacionadas con la detoxificación.

Biosíntesis protéica asociada al Retículo.

Hay dos grandes ciclos de síntesis protéica, a nivel citoplasmático o en relación con las membranas del retículo endoplasmático. Existe otro ciclo menor y paticular de síntesis protéica, asociado a algunos orgánulos especiales, principalmente en las mitocondrias y cloroplastos.

La biosíntesis de proteínas en el retículo conlleva una serie de procesos previos que indicarán a la maquinaria si la proteína tiene que quedarse en la membrana del retículo. En cualquier caso, comienza en el hialoplasma. Los ribosomas capturan el ARNm en el hialoplasma. Lo consiguen gracias a lo que se denomina péptido señal. Cuando una proteína se fabrica en el laboratorio por medio de ribosomas libres, se obtiene una proteína de mayor longitud de lo normal. Debe existir, por lo tanto, algún trozo del péptido que se perdía entre la tradución y la síntesis en los ribosomas. Lo primero que sintetiza es la señal de reconocimiento. En el hialoplasma hay partículas de reconocimiento que se unen al péptido señal y al ribosoma. Bloquean la zona e inducen el desplazamiento del conjunto al retículo endoplásmico rugoso. En el retículo hay un apartícula que reconoce a la partícula de reconocimiento del hialoplasma. De este modo, se une al conjunto. La primera partícula de reconocimiento se desprende y vuelve al hialoplasma.
Fabricación de proteínas en el retículo
El ribosoma detiene su trabajo hasta que llega el retículo. Sin embargo, hay excepciones. En algunos organismos este proceso no se lleva a cabo de esta forma, sino que se realiza la síntesis en el citoplasma y posteriormente la proteína es dirigida al retículo.

El sistema del péptido señal permite identificar algunos tipos de proteínas. Puede darse el caso de que existan varias eñales. Si tenemos una protéinas, en forma de cadena polipeptídica, la señal de unión a la membrana del retículo endoplásmico estará constituida por aminoácidos hidrófobos. Esa zona, ese trozo, marcará la zona transmembranal de la proteína. De forma que una proteína puede tener una ovarias de estas zonas de señalización, de forma que podrá atravesarl la membrana una o varias veces. Existen varias posibilidades. El péptido puede soltarse de su señal, quedando por lo tanto encerrada en el interior del retículo. O no soltarse de la señal, quedando por lo tanto la proteína enganchada o atravesando la membrana del retículo. En el siguiente esquema se omite el ribosoma, para simplificar el esquema.
Sistema del péptido señal
Los péptidos señal también se usan para indicar qué trozos de la proteína van a quedar en contacto con la membrana. Puede tener uno o varios trozos hidrófobos. Cuando aparece un trozo hidrófobo al final del la proteína, como se indica en el esquema, se está señalizando que la proteína quedará anclada en la membrana. Si esto ocurre, el extremo amino de la proteína quedará siempre hacia el interior de la membrana del retículo y el extremo caboxilo quedará hacia la parte exterior.

Pero en ocasiones las proteínas están en la membrana en el otro sentido, con el grupo amino haia el exterior y el carboxilo hacia el interior. Esto se consigue incluyendo un péptido señal hidrófobo a mitad de la proteína, quedando este incluido a mitad de traducción y forzando a salir al exterior al extremo amino.
Péptido señal: extremo amino en el exterior
Las protéinas transmembranales con varios pasos y múltiples hélices se integran gracias a la aparición de múltiples secuencias de péptido señal. Debemos tener en cuenta que las secuencias de péptido señal irán apareciendo duante el proceso de síntesis, es decir, durante la propia fabricación de la proteína en el retículo.
Péptido señal en proteínas transmembranales
En el retículo se forman la mayoría de las proteínas de membrana, tanto de la plasmática como de otros orgánulos como el Golgi.

Se consideraba que el péptido señar era muy específico, pero hoy se considera que no lo es tanto. Sencillamente, se juega con zonas hidrofóbicas. Comienzan a fabricarse péptidos con péptidos señal, que al ser zonas hidrofóbicas se van insertando en la membrana.

El plegado de proteínas y la unión de varias proteínas entre si es un proceso problemático. La proteína, al ser fabricada de forma lineal y ser una molécula con radicales cargados, debería unirse a otras proteína o moléculas cargadas y precipitar. Se conocen dos sistemas para evitar estas combinaciones indeseadas entre proteínas. Una de ellas se encuentra en la cavidad del retículo y separa unas proteínas de otro, sobre todo aquellas que tienden a unirse. Otro sistema que se ha identificado se encargaría de controlar la formación de puentes disulfuro. Existe una proteína en el retículo que se encarga de romper los puentes disulfuro inadecuados, facilitando o ayudando a que se formen proteínas con los puentes disulfuro adecuados.

La glicosidación también es un fenómeno muy importante. Las características de una proteína depende de su glicosidación. Se realiza en el Golgi, pero comienza en el retículo. Se hace un marcaje de las proteínas que deben ser glicosidadas. Se ponen una serie de 14 azúcares, que actuará como árbol de azúcares identificativos. El árbol de azúcares se va uniendo según se va formando la proteína.

En el retículo no hay azúcares libres. Hay una ruta general, se unen a una base mediante gasto energético. Así formamos el azúcar activado. El dolicol, que se encuentra en la membrana del retículo endoplasmático rugoso, es el aceptor del azucar. El dolicol hace un movimiento flip-flop introduciendo el árbol de azúcares en la cavidad del retículo. Se rompe el enlace del árbol de azúcares con el dolicol y así queda introducido en el interior. Es un proceso difícil de entender, sobre todo a nivel energético.

Otro proceso que tiene lugar en el interior del retículo es la fabricación de proteínas que se unen a fosfolípidos mediante enlaces no muy fuertes. Se fabrican, por ejemplo, las proteínas encargadas de unirse al fosfatidil inositol. La función de estas proteínas no es muy conocida. Puede ser que se unan para destruir marcadores. Se sueltan con relativa facilidad. Un ejemplo clásico son la N-cam, que median en fenómenos de adhesión celular en las células nerviosas. Harían desaparecer proteínas de la superficie celular.

En el retículo también tienen lugar procesos de biosíntesis lipídica. Tiene lugar en el retículo endoplasmático liso. Hay dos grandes bloques de rutas, las que foman los lípidos de membrana y las que fabrican hormonas esteroideas y se encargan de la biosíntesis del colesterol.

Esta biosíntesis lipídica se da en todas las células vivas. Las membranas deben movilizarse y deben renovarse. La fabricación de hormonas, en cambio, solo se da en algunos tipos celulares, como las células del testículo o la corteza suprarrenal. Esta biosíntesis suele vanir asociada con mitocondrias de crestas tubulares, resultando un símbolo inequívoco de que la célula fabrica hormonas y lípidos esteroideos.

Con respecto al resto de lípidos, su fabricación se lleva a cabo hacia el citosol. La biosíntesis solo se produce en la hemicapa que mira al citoplasma. Esto acarrea una desigualdad de membrana importante, cada cara de la membrana debe tener unas características especiales. Para lograr esta diferencia hay procesos de flip-flop de lípidos. Cambian de cara en la bicapa Lippidica. Existen unas proteínas que se encargan de transportar a los lipidos de un lado a otro de la bicapa, aunque no son ni bien conocidas ni se han aislado en muchos casos. Es el sistema que logrará equiparar los lípidos.

Los lípidos son necesarios para todos los sistemas de membrana. Todos estos sistemas están en contacto con el aparato de Golgi y con el retículo. Las mitocondrias no entran dentro de este sistema, ya que son orgánulos muy característicos, con su propio material genético incorporado y ribosomas para fabricar buena parte de sus proteínas. La mitocondria no tiene biosíntesis lipídica, a la mitocondria no llegan vesículas, posee proteínas especiales encargadas de recoger ciertas proteínas del retículos, que las protegen (las proteínas hidrófobas que necesita la mitocondria no pueden vagar por el citoplasma, debido precisamente a su carácter) y las llevan a la mitocondria.

Las membranas del retículo endoplasmático se continúan con la membrana nuclear. La membrana externa del núcleo es una continuación del retículo en la que, en muchas ocasiones, podemos observar ribosomas adheridos (debemos recordar que el núcleo es una doble membrana, con una parte externa y una interna).

martes, 29 de mayo de 2012

Anatomía y Fisiología del Oído


Anatomía del oído.

El oído es el encargado de recoger las ondas sonoras, es decir, vibraciones de las partículas del aire. Las ondas llegan a unos pabellones situados a los lados de la cabeza, las orejas.
Esquema del oído.

El oído es el encargado de transformar esa onda sonora, de naturaleza mecánica, en una impulso nervioso. Además, en su interior se encuentra el mecanismo de control del equilibrio.

El oído tiene tres partes, el oído externo, medio e interno:

Oído externo: recoge las ondas sonoras del exterior y las conduce al interior. Está constituido por pabellón auditivo, conducto auditivo y tímpano.
  • Pabellón auditivo: es decir, la oreja. Se trata de un colgajo de cartílago elástico recubierto por piel y que se encarga de canalizar los sonidos del exterior hacia el conducto auditivo.
  • Conducto auditivo: canal de unos dos centímetros y medio de longitud. Está recubierto de pelos y de una secreción cerosa que impide que penetren partículas de suciedad. Finaliza en el tímpano.
  • Tímpano: capa de tejido conjuntivo fibroso que hace de “tela de tambor”, es decir, vibra cuando llega el sonido. Es, por lo tanto, el transmisor de la vibración de las partículas de aire.

Oído medio: se denomina también cavidad timpánica. En ella, la vibración del tímpano se transmite a tres pequeños huesos enlazados, el martillo, el yunque y el estribo, colocados en ese orden. Conducen la vibración mecánica desde el tímpano hasta el oído interno. Además, esta cavidad comunica con la nasofaringe a través de la trompa de Eustaquio, que evita que exista diferencias importantes de presión entre los dos lados del tímpano.

Oído interno: por la complejidad de sus conductos se denomina también laberinto. El laberinto está constituido por tres zonas, los conductos semicirculares óseos, el vestíbulo y la cóclea o caracol. Todo ello se encuentra rellena en un líquido llamado endolinfa y recubierto exteriormente por otro líquido denominado perilinfa. El vestíbulo, que está situado en la porción  central tiene una forma ovalada y está constituido por dos sacos, el sáculo y el utrículo.
Esquema del oído
En el interior del vestíbulo están los receptores del equilibrio. A partir del vestíbulo salen hacia arriba tres conductos arqueados, los conductos semicirculares. Por debajo y detrás del vestíbulo está el sáculo. Del sáculo. Del báculo parte la cóclea, de forma espiral, en cuyo interior se encuentra el verdadero órgano de audición, el órgano de Corti.

Órgano de Corti
En la cóclea encontramos encontramos tres conductos denominados rampa vestibular, rampa timpánica y conducto coclear. Las rampas vestibular y timpánica se encuentran rellenas de perilinfa. El órgano de Corti se encuentra en la membrana del coclear, que es el más interno de los tres y se encuentra relleno por endolinfa.





Fisiología del oído.

Órgano de Corti (A. de Grey, en Inglés)
Las ondas sonoras llegan al pabellón auditivo y son transmitidas, a través del conducto auditivo, hacia el tímpano. El tímpano vibra por la acción de las ondas sonoras y esta vibración se transmite al martillo, que a su vez mueve al yunque y el yunque al estribo. Estos transmiten el movimiento a unas membranas del oído interno que provocan que la perilinfa y endolinfa se mueva a través del laberinto.

Estos movimientos de estos líquidos provocan cambios en las presiones sobre las paredes de los conductos que se encuentran en la cóclea. Estos movimientos de las paredes y membranas son detectadas por unas células ciliadas cuyos cilios oscilan al estar en contacto con las membranas que recubren los conductos.

Las células ciliadas se encuentran conectadas a neuronas aferentes. El órgano de Corti recoge así los movimientos de la endolinfa y mandan las señales al sistema nervioso central, a través del nervio auditivo.

El centro auditivo se encuentra en la zona temporal del cerebro. El sonido se debe a los movimientos de la endolinfa de la cóclea.
Órgano de Corti
Los movimientos de nuestro cuerpo provocan movimientos en la endolinfa de los canales semicirculares. Estos están dispuesto con unos ángulos de aproximadamente 90º entre si y los movimientos de la endolinfa provocan una señal al cerebro que indican el movimiento que está realizando nuestra cabeza, siendo por lo tanto el responsable de la sensación de equilibrio.

sábado, 26 de mayo de 2012

Anatomía del gusto y el olfato.


Gusto.

Anatomía del órgano sensorial del gusto.

El gusto es un sentido químico, es decir, los receptores se estimulan por productos químicos en disolución dentro de la boca. Aunque la mayor parte del sentido del gusto se encuentra en los quimiorreceptores de la lengua, una buena parte se debe a los receptores olfatorios de la nariz, ya que los olores de los alimentos suben a la nariz por la nasofaringe.
Esquema de una yema gustativa.

Los receptores se encuentran en las yemas gustativas de la lengua. Un adulto tiene alrededor de 10000 yemas, aunque disminuyen con la edad. Poseen células receptoras con microvellosidades que reciben los estímulos químicos. Estas células receptoras se asocian con neuronas afrentes que enviarán la señal al Sistema Nervioso Central. Además, unidas a las células sensoriales quimiorreceptoras, encontramos células de soporte y células basales que las ayudan a cumplir su función.
Detalle de las yemas gustativas.

Las yemas se encuentran en elevaciones de la lengua denominadas papilas. Estas dan a la lengua un aspecto rugoso.
Papila de la lengua con varias yemas.

Pueden ser de varios tipos:
  • Caliciformes: de mayor tamaño, con forma de V invertida, situada en la parte posterior de la lengua.
  • Fungiformes: con forma de seta. Se sitúan en los laterales de la lengua y zona anterior.
  • Filiformes: forma de hilo. Las encontramos en las porciones anteriores y centrales de la lengua.
Preparación histológica de la lengua.
Fisiología del gusto.

Cuando una sustancia química entra en contacto con la papila, tras disolverse en la saliva, el receptor químico de la papila envía una señal a su neurona asociada y esta envía la señal al sistema nervioso central.

Sólo existen cinco sensaciones gustativas primarias: ácido, dulce, amargo y salado, los clásicos, y un sabor descubierto hace relativamente poco llamado umami o sabor dulce-salado. Se debe al ácido glutámico y es el responsable del sabor carnoso (aprovechado en la industria química para fabricar potenciadores del sabor). Los sabores que percibimos son una combinación de estos cinco. La porción anterior de la lengua (es decir, la punta de la lengua) es más sensible a las sensaciones dulces y saladas. La parte posterior es más sensible a las sensaciones amargas. Y los laterales, a las sustancias ácidas. El sabor umami se distribuye por las zonas centrales de la lengua.
Tipos de papilas  distribución de sabores.
Tras un contacto con un estímulo, se va produciendo una adaptación al mismo. Las sustancias amargas son aquellas a las que peor nos adaptamos (es un proceso evolutivo, ya que la mayor parte de los venenos son amargos).

La señal generada por los receptores y recogida por las neuronas aferentes sale de la lengua por el nervio linguae.

Olfato.

Anatomía y fisiología del órgano olfativo.

Se trata de otro sentido químico, es decir, basado en la acción de quimiorreceptores. En el hombre no es un sentido especialmente desarrollado, al menos en comparación de otros animales.

Los quimiorreceptores, entre 10 y 100 millones, se encuentran en la porción superior de la cavidad nasal, en la conocida como pituitaria amarilla. La zona inferior de la cavidad nasal se denomina pituitaria roja. La pituitaria amarilla es un tejido epitelial especializado, que ocupa una superficie de unos 5cm cuadrados. Las células receptoras se encuentran incluidas entre las células epiteliales de sostén y las glándulas olfatorias de Bowman, que producen mucosidad, encargada de humedecer la superficie y así disolver los gases para emitir que los olores lleguen a los receptores.
Esquema del olfato.
Somos capaces de reconocer miles de olores diferentes y aunque se ha tratado de reducir a siete los olores primarios, posiblemente existen cientos de ellos.

Cuando a un receptor llega una sustancia adecuada, esta manda el impulso al sistema nervioso central por medio de sus neuronas asociadas. Estas atraviesan los agujeros que tiene el hueso etmoides y que constituye el techo de la cavidad nasal. A esa zona se le denomina placa cribosa. Llegan a una serie de lóbulos que se encuentran justo por encima del etmoides y que forman parte del encéfalo. Constituyen lo que se denomina bulbo olfativo. De ahí, la información saldrá por el nervio olfatorio hacia el tálamo. Desde el tálamo, se enviará a los lóbulos frontales del cerebro, donde se analizan.

El olfato posee una gran capacidad de acomodación y se satura con relativa facilidad. Los olores intensos bloquean los receptores y el cerebro tiene capacidad para anular o minimizar el efecto de los olores desagradables sin el contacto con ellos se considera excesivo.

sábado, 19 de mayo de 2012

Anatomía básica del ojo


Características generales.

El sentido de la vista es el encargado de percibir los estímulos luminosos del exterior, es decir, radiación electromagnética. Su órgano sensorial es el ojo. Somos capaces de percibir radiaciones electromagnéticas con una longitud de onda entre 400nm y 700nm. Constituye lo que se denomina espectro de luz visible (por debajo de los 400nm están los ultravioleta y por encima de los 700nm los infrarrojos).
En los seres humanos la vista es, posiblemente, el órgano sensorial predominante.

Anatomía del ojo.

El ojo es el órgano principal del sentido de la vista. Su estructura receptora son una serie de células sensibles a la luz rodeada de una serie de estructuras accesorias.

Glándulas lagrimales y tarsales
Entre las estructuras externas destacan, por un lado, los párpados, unos pliegues cutáneos que se cierran cuando queremos que no entre la luz, siendo por lo tanto una protección frente a estímulos lumínicos muy intensos o para ayudarnos a conciliar el sueño. También protegen frente a otro tipo de agresiones y extiende los líquidos lubricantes sobre la superficie del ojo. Sobre el extremo del párpado hay una serie de pelos, las pestañas, que evitan que las partículas penetren con facilidad a los ojos. Sobre el ojo encontramos las cejas, un grupo de pelos que evitan que el sudor o el agua que arroya de la frente penetre en los ojos. En el ojo existen, además, glándulas en los párpados. Las glándulas de Meibomio o tarsales lubrican el ojo y lo protegen de infecciones. Y las glándulas lacrimales que humidifican la superficie del ojo.
Glándulas lagrimales
La parte sensible del ojo se encuentra encerrada en una estructura que denominamos globo ocular. En un adulto tiene un diámetro de alrededor de dos centímetros y medio de diámetro. Se divide en tres capas o túnicas, la fibrosa, la vascular y la nerviosa (más conocida como retina).

Túnica fibrosa: cubierta externa del globo ocular. Tiene dos partes, la anterior, conocida como córnea, y la posterior, conocida como esclerótica. La córnea es un tejido fibroso transparente que recubre al iris. Su estructura curvada concentra y enfoca la luz. La esclerótica es una capa conjuntiva densa que cubre el globo ocular por su parte posterior. Posee un hueco que es atravesado por el nervio óptico.

Túnica vascular: capa intermedia. Tiene tres partes, el coroides, el cuerpo ciliar y el iris:
  • Coroides: es una capa muy vascularizada que ocupa la parte posterior del globo ocular. Se encarga de vascularizar la retina.
  • Cuerpo ciliar: se encuentra en la parte anterior, rodeando la zona de entrada de luz. Posee un músculo, el músculo ciliar, que rodea una estructura interna denominada cristalino. El cristalino es una estructura transparente que constituye la lente que proyecta la luz sobre la retina. El músculo ciliar es capaz de hacer variar la curvatura del cristalino, consiguiendo así que enfoque sobre la retina los objetos que se encuentran a distinta distancia.
  • Iris: el iris es la parte más anterior de la túnica vascular. Tiene forma de disco coloreado, situado entre la córnea y el cristalino. Posee un agujero central, por el que pasa la luz, denominado pupila. El iris puede variar su tamaño, aumentando o disminuyendo el diámetro de la pupila y permitiendo el paso de más o menos luz a través del ojo.

Túnica nerviosa (retina): es la parte más superficial, la túnica más externa. Recubre las tres cuartas partes posteriores del ojo. Es el encargado de percibir los estímulos lumínicos gracias a los fotorreceptores, los conos y los bastones.
Anatomía del ojo
Como decíamos, detrás del iris se encuentra el cristalino, que actúa como una lente biconvexa, transparente y que puede variar su curvatura para facilitar el enfoque, de forma que la luz debe llegar como rayos que converjan en la córnea. Cuando un objeto está muy cerca, el cristalino debe curvarse lo más posible (por medio del músculo ciliar), los objetos situados a varios metros no necesitan curvatura del cristalino (por eso nos fatiga más leer que ver un paisaje, por ejemplo).

En el globo ocular encontramos dos cavidades, una pequeña, entre la córnea en el iris y que se denomina cavidad anterior. Y una córnea posterior, mayor y denominada cavidad posterior o cavidad vítrea. La cavidad anterior se encuentra rellena de un líquido llamado humor acuoso. La cavidad vítrea está llena de un líquido denominado humor vítreo.

El ojo se mueve gracias a los seis músculos oculares: cuatro rectos y dos oblicuos. Además, otra serie de músculos se encargan de la relajación y contracción de la pupila (del hueco del iris).
Anatomía externa del globo ocular

Fisiología de la visión.

La luz proveniente del exterior atraviesa la córnea, pasa por el iris, que limita la cantidad de luz que entra y llega al cristalina. El cristalino concentra la luz sobre la retina.

En la retina se encuentran los fotorreceptores, los conos y los bastones. Los conos se encargan de percibir las sensaciones de color, mientras que los bastones se encargan de la visión en blanco y negro. Los bastones necesitan menos luz para funcionar. Por eso son más activos de noche (y por eso de noche no tenemos apenas percepción de color). Los seres humanos tenemos en la retina tres tipos de conos diferentes, especializados, cada uno de ellos, en una banda diferente de radiación electromagnética, lo que nos permite abarcar una amplísima gama de colores.

Las señales generadas por los fotorreceptores viajan por el nervio óptico directamente al centro óptico del cerebro, encargado de analizar e interpretar estos estímulos y transformarlos en imágenes. Al pasar al interior, la mayor parte de los trayectos nervioso se cruzan, de forma que la mayoría de los nervios del ojo derecho se dirigen al hemisferio izquierdo del cerebro y la mayor parte de los nervios del ojo izquierdo parten al hemisferio derecho.
Trayecto de los nervios ópticos hacia el córtex occipital.
Antes de llegar a los centros ópticos principales, parte de la información se dirigirá a estructuras como el quiasma óptico o los centros geniculados. El centro óptico más importante se encuentra en la corteza visual, sita en la parte occipital del cerebro.
Zonas de corteza visual.