lunes, 29 de agosto de 2016

Suelos: Clasificación y Características.

Suelo sobre roca madre (de Camino a Gaia)
Existen una serie de factores que hacen que se forme uno u otro tipo de suelos. El factor más importante es el clima. Otros son la mineralogía de la roca madre, el tipo de vegetación y la intensidad de la cubierta, así como la topología del terreno y el tiempo.

En una primera clasificación, que responde al hecho de que el suelo tenga los horizontes mejor o peor desarrollados, distinguimos tres tipos de suelos: zonales, azonales e interzonales.

Los suelos zonales tienen bien desarrollados los tres horizontes y dependen fundamentalmente del clima.

Los suelos azonales dependen del tipo de roca madre. Dos ejemplos son los redzines y los rankers. Los redzines se forman sobre rocas carbonatadas y los rankers sobre rocas silíceas. Ambos son suelos pobremente desarrollados, con poco humus y cubierta vegetal y, bajo ella, arenas y fragmentos de la roca madre. Así, si la roca madre era calcita se formarán redzines y si es, por ejemplo, cuarcita, se formarán rankers.

En los suelos interzonales uno de los factores de formación predomina de forma absoluta sobre los demás. De este tipo de suelos son las turberas, en los que encontramos una acumulación enorme de materia orgánica y son casi independientes del clima (de hecho, los suelos más dependientes del clima son los zonales). Las turberas pueden formarse en todos los climas, la única condición es que haya una acumulación de materia orgánica en aguas estancadas, sin oxigenación (aunque, lógicamente, en algunos climas como los desérticos no se formarán debido a la necesidad de agua).

Un factor importante para la formación de suelo es la mineralogía de la roca madre. Los minerales que tenga el suelo derivan bien directamente de la roca madre, o de transformaciones de las mismas. Podemos encontrar suelos en los que no hay apenas alteración, como los derivados del cuarzo (ya que este mineral generalmente no se altera). Existen otros con baja alteración, como los derivados de las arcillas y los óxidos de hierro.

Muchos elementos de la roca madre son lavados, por las aguas de la lluvia por ejemplo. Como ocurre, por ejemplo, con el sodio, el potasio, el magnesio o el calcio. El hierro y el aluminio son más difícilmente lavados y tienden a formar óxidos que llegan a constituir cortezas, zonas endurecidas.

Un segundo factor es la actividad biológica. En el inicio de la formación del suelo, son importantes algunas especies vegetales, especialmente los líquenes que extraen de la roca nutrientes, minerales y forman una película muy delgada de materia orgánica que permite el asentamiento de otras especies.

Hay cubiertas vegetales, como la hierba, que producen una perforación tan generalizada que dejan el suelo como un colador y ayudan a que se acumule materia orgánica, originando horizontes A muy espesos.

La vegetación es muy importen para fijar y asentar los suelos, así como para impedir la denudación o erosión de los mismos.

La topografía es el tercer factor. Sobre una misma roca madre y bajo las mismas condiciones se formará más rápido el suelo sobre terrenos llanos que sobre terrenos inclinados. Además, las laderas orientadas al sur en el hemisferio norte tienen más dificultades, pues la evaporación es más intensa y no hay agua suficiente para desarrollar la meteorización química.

En relieves fuertes las aguas tienden a arrollar y no inflitrarse (meteorización química). Aquí la vegetación también es importante, pues favorece que el agua penetre en el suelo y no deslice.

El cuarto factor es el tiempo. A igualdad de condiciones, con el paso del tiempo aumenta el desarrollo del suelo. Como indicamos, el horizonte A es el primero en formarse. En cambio el horizonte B tiene un desarrollo lentísimo. El horizonte A necesita de entre cien y doscientos años para su desarrollo en condiciones húmedas. Esta cifra puede llegar a miles de años en ambientes áridos o árticos.

El horizonte B, para estar crecido en coidaciones de hierro necesita varios miles de años. Podemos decir que, en condiciones favorables, se puede hablar de formación de horizonte B a partir de diez mil años. El horizonte K, enriquecido en calcio, necesita para esa acumulación de calcio alrededor de medio millón de años. Las laterísticas, en selvas tropicales muy espesas, requieren tiempo que rondan el millón de años o más. Por eso, cuando se pierde suelo, podemos decir que a escala humana se pierde para siempre.
 
Suelo tropical (por Cayambe)
El clima es el factor determinante. Condiciona la presencia o ausencia de agua y ésta es esencial para las reacciones de meteorización química. El clima determina la temperatura y para que se produzcan las reacciones químicas oportunas, necesitamos temperaturas determinadas. La presencia de agua favorece el lavado de la meteorización química, no se acumula en el horizonte B.

En climas secos el calcio no es lavado y tiende a acumularse en el horizonte B. Según el tipo de clima hay varios tipos de suelos zonales. En una primera clasificación, los dividimos en dos grandes grupos, los pedalfers y los pedocals.
 
Podzol (de Wikipedia)
Los pedolfers son suelos con aluminio y hierro. Los pedocals son suelos con calcio. Los pedalfer son suelos zonales con aluminio y hierro que no tienen calcio. Los pedocals tienen cantidades importantes de calcio.

Los pedalfer se forman en climas húmedos, bien templado húmedos, fríos o calientes, con precipitaciones superiores a 50-60cm/año. El calcio es lavado y se desarrolla un horizonte B rico en arcillas y óxidos de aluminio. En estos suelos los tres horizontes están bastante bien definidos y son fáciles del diferenciar.

Los pedocals se oponen a este otro tipo de suelos. Son ricos en calcio y propios de climas semiáridos, donde llueve algo, pero poco, con cantidades inferiores a los 50-60cm/año. No se llega a formar ácido carbónico, esencial para disolver el carbonato cálcico. El horizonte A es muy delgado. El horizonte B además de rico en calcio, es rico en la arcilla llamada montmorillonita. Este horizonte es de color blanquecino y cuando es muy rico en calcio recibe el nombre de horizonte BK o K (como ya indicamos anteriormente). En casos extremos y suelos muy antiguos, pueden formarse costras de calcio muy duras llamadas caliclas, que ocasiona que el suelo se torne muy improductivo.

Los pedalfer pueden ser de muchas clases (al contrarios que los decocals, que son un tipo muy específico de suelo). Así, encontramos podzol, suelos pardos, chernozem y lateritas.

La palabra podzol viene del ruso y quiere decir ceniza. Y es que son suelos de color gris oscuro. Se forman en climas subárticos, en el límite norte de los bosques. Es el suelo típico de la taiga siberiana, cubierta por coníferas y brezos que hace que las aguas de lluvia tengan un pH muy bajo.

Además, la lluvia es continua y el lavado muy intenso, muy importante. El horizonte A es sometido a un lavad tan intenso que queda empobrecido en hierro e incluso en materia orgánica, tomando un color blnaquecino y uede llegar a tener un horizonte blanco entre el A y el B, que se denomina horizonte E. Todo este material orgánico y hierro se acumula en el horzonte B, dando lugar a un suelo donde el horizonte A es menos rico que el horizonte B, lo que conlleva que sean suelos empobrecidos.

Los suelos pardos son propios de zonas más templadas. Son el tipo de suelo del clima atlántico. Hay algunas estaciones secas y entonces el lavado no es tan importante. Durante el periodo seco, la humedad acumulada asciende por capliaridad, con lo que la humedad es constante.

El suelo es típico de árboles de hoja caduca, con lo que se acumla materia orgánica al caer las hojas. La capa de humus, por lo tanto, es importante. El horizonte A es oscuro y el horizonte B es rico en arcillas y óxidos de hierro. También se pueden formar suelos pardos en climas mediterráneos, pero en éstos el horizonte A es más delgado, ya que se encuentra menos desarrollado (el bosque típico es de pinares, que poseen hoja peregne).

Los chernozem son suelos de grandes praderas, como la pampa argentina. Tiene un horizonte A rico en arcilla y materia orgánica muy potente. Se debe a que la hierba, al perforar el suelo, ocasiona muchos conductos. Se acumula mucha materia orgánica. Son suelos propios de zonas templadas y húmedas.

Las lateritas son rojizas, parecidas a los ladrillos (de hecho, lotes es ladrillo en latín). Se forman bajo climas tropicales con temperaturas muy altas y precipitaciones muy intensas. Son los suelos de la selva tropical, en las grandes extensiones de selva tropical.
 
Laterita (por Werner Schulmann)
En esas condiciones se descomponen y lavan muchos compuestos, no solo los de calcio, magnesio, potasio y sodio, también la sílice. El pH de las aguas circulantes suele ser básico y esto ayuda a que la sílice se disuelva. Los suelos se enriquecen con los compuestos más insolubles, óxidos de hierro y de alumino (óxidos e hidróxidos).

Cuando la roca madre es un basalto, generalmetne e forman lateritas ricas en hierro, en las que hay costras duras muy diversas. Si es un granito, se forma un tipo especial de laterita, las bauxitas, que es la única mena de aluminio de la que disponemos.

Todos estos suelos tienen mucha vegetación y por el contrario son suelos muy pobres, cuando se exponen al aire se forman costras. La vegetación crece a expensas de la capa de humus formada por otros vegetales muertos, hay un reciclaje. Cuando se talan los bosques, el suelo se endurece y donde hubo una selva, puede pasar a haber un desierto en muy poco tiempo.

Los suelos lateríticos son fácilmente arrastrables por las lluvias torrenciales. En España hay yacimientos de bauxintas, que aluden a cambios climáticos que tuvieron lugar hace años.

Las gelisolas o pergelisol son suelos de la tundra, de zonas árticas o subárticas. Están formados por una mezcla caótica de materia orgánica, vegetación de la tundra y trozos de la roca madre que ha sufrido meteorización física. La meteorización química, a esta temperatura, actúa poco.
 
Vegetación sobre suelo con permafrost (de david adamec)
La parte profunda del suelo está helada todo el año. Se denomina permafrost. La superficie deshiela a veces en el verano, es una zona blanda de difícil progreso por ello. Se denomina molisol.

Atendiendo a la resistencia del suelo, se habla de suelos cohesivos y no cohesivos. Los cohesivos tienen arcillas, los no cohesivos tienen gravas y arenas sueltas.


Normalmente el suelo silícico da lugar a vegetación oscura. Sobre las calizas, vegetaciones de colores más claras.

jueves, 4 de agosto de 2016

Suelos: componentes y horizontes.

Suelo (por Ccarosoio)
El suelo es el recurso geológico más importante. Los productos que resultan de la meteorización y no son transportados, se acumulan y reordenan en capas con características físicas, químicas y biológicas muy distintas a las de la roca madre. El suelo, por tanto, resulta de los restos de la roca madre y los efectos que causa sobre ellos la actividad atmosférica y biológica.

El suelo está formada por unas capas llamadas horizontes, que en el caso ideal son tres: superior, medio e inferior. Al conjunto de los tres horizontes del suelo se le llama perfil del suelo.

El horizonte superior o A es la capa más superficial del suelo y los fenómenos que predominan en él son la meteorización química y la lixiviación o lavado. Generalmente es muy oscuro debido a que tiene gran cantidad de materia orgánica (llamada humus) derivada de los restos vegetales. Mezclado con el humus suele haber arcillas y arenas. El espesor del horizonte A oscila entre unos pocos centímetros hasta alrededor de un metro.
Horizontes del Suelo (de USDA)

Por debajo del horizonte A encontramos el horizonte B, donde los fenómenos predominantes son de acumulación de los elementos transformados (o productos de alteración) del horizonte superior. En el horizonte B la transformación minerológica es muy grande y el resultado es un producto muy diferente a la roca madre.

Los productos que más frecuentemente se acumulan son arcillas, hierro y aluminio, así como, en ocasiones, carbonato cálcico. Cuando se acumula carbonato cálcico hablamos de horizonte BK o horizonte K. La mayoría de los sueles tienen un horizonte B de color pardo o rojizo, debido al hierro, o pardo o gris si hay arcillas. En el caso de que acumule carbonato cálcico, tiene a ser de color blanco.

El espesor del horizonte B varía desde unas decenas de centímetros hasta unas decenas de metros.

Bajo el horizonte B encontramos el horizonte C, que es el tránsito hacia la roca madre. Los fenómenos que predominan en este horizonte son los de meteorización física. No hay mucha alteración. Viendo las características del horizonte C sabremos cómo es la roca madre, es decir, el tipo de roca madre sobre el que se asienta el suelo. Por debajo del horizonte C encontraremos la roca madre inalterada.
 
Horizontes en un suelo real (por Lurdes rodrigues)

El primer horizonte en ser formado es el horizonte C, cuando la roca madre comienza a meteorizarse por fragmentación. Sobre él comienzan a crecer líquenes y organismos inferiores. En un segundo paso, comienza a adquirir importancia la cubierta vegetal y los residuos vegetales van formando el horizonte A, directamente sobre el horizonte C. El último en formarse es el horizonte B, ya que la transformación de los minerales es un proceso lento, que lleva mucho tiempo.

Formación de suelo (por Sinnya)