Pelo visto con lupa binocular |
Los pelos son un tipo de anexo cutáneo
queratinizados, perteneciente al grupo de las faneras (dentro de las
que se engloban las escamas de los peces o las plumas de las aves).
Su morfología es filamentosa, alargada y flexible, aunque bastante
resistente a la tracción. Se forman a partir de una invaginación de
la epidermis en la dermis, ensanchada en su parte inferior y que se
denomina folículo piloso. El pelo emerge perpendicularmente o, más
comúnmente, de forma ligeramente oblicua al plano epidérmico. Está
constituido por células epidérmicas cargadas de queratina,
aplanadas y fuertemente empaquetadas, formando una estructura
filamentosa y cilíndrica de sección circular o ligeramente
elíptica.
En el cuerpo existen pocas zonas no
recubiertas de pelo y denominadas zonas glabras: palmas y plantas,
lados de los dedos (tanto de manos como de pies), superficie lateral
de los pies por debajo del tobillo, labios y semimucosas genitales
(glande y prepucio en el pene, clítoris, labios menores y cara
interna de los labios mayores en los genitales externos femeninos).
El resto del cuerpo está cubierto de pelos, de mayor o menor tamaño.
Algunos de gran tamaño, como los cabellos, en la cabeza (tenemos
entre cien mil y ciento cincuenta mil cabellos), cuyo diámetro puede
llegar a los 0,6 milímetros y su longitud superar el metro. Otros
son casi imperceptibles o solo visibles con lupa y diámetros de
grosor de 0,005 milímetros y longitudes de menos de un milímetro.
Anatómicamente podemos diferenciar dos
grandes tipos de pelo; por una parte está el lanugo, que recubre la
piel del feto y que se pierde en los meses posteriores al nacimiento.
Y el pelo terminal, que cubre el cuerpo sustituyendo al lanugo en los
meses posteriores. Este pelo terminal, a su vez, resulta muy variable
en cuanto a su morfología y distribución; ésta varía, además, en
función del estado de desarrollo y madurez del individuo y del sexo,
siendo una característica sexual secundaria. Incluso diferentes
razas presentan pequeñas variaciones en esta distribución.
Así, por un lado, tenemos los pelos
largos y flexibles que aparecen en el cuero cabelludo, pubis y axilas
(en ambos sexos), barba y bigote de los hombres; y una cierta
cantidad en brazos y piernas, más abundantes en hombres que en
mujeres. Por otro lado, están el pelo corto y rígido de las cejas,
pestañas y vibrisas de la nariz y oído externo. Por último, teneos
el pelo corporal fino, invisible, denominado vello (en algunas zonas
aumenta su tamaño hasta transformarse en un pelo largo y flexible,
como lo hemos indicado en brazos y piernas).
La función original del pelo es el de
protección, frente al sol, al frío y la deshidratación. En los
seres humanos todas estas funciones están muy venidas a menos (nos
cubrimos con ropas), aunque aun conservamos ciertas reminiscencias de
sus funciones originales: cuando hace frío o ante situaciones de
estrés, se nos erizan los pelos (piel de gallina). Como hemos visto,
existe un claro dimorfismo sexual en la distribución del pelo, por
lo que originalmente también supuso un sistema de identificación
sexual. Además, parece demostrado que el pelo participa en la
reparación de la piel, aportando células germinativas de su
folículo ante situaciones de daños severos en la epidermis. También
suponen parte del sistema sensorial de la piel (tienen asociados
nervios). Y algunos tipos de vibrisas son importantes para la
protección de estructuras delicadas: evitan que penetren pequeños
objetos y contaminantes o agua en los ojos, nariz u oídos. Sin
embargo, podemos decir que su función más importante hoy en día es
meramente estética.
Como ya hemos indicado, el pelo nace de
una invaginación de la epidermis en la dermis denominada folículo
piloso. Ahí se encuentra el nacimiento del pelo, comúnmente llamado
raíz. Al pelo propiamente dicho le llamaremos tallo del pelo y al
canal por el que emerge al exterior, conducto o infundíbulo piloso.
El folículo piloso es una estructura
cilíndrica con un abultamiento en la parte inferior denominado bulbo
piloso. En ese bulbo piloso existe una invaginación de pequeño
tamaño de tejido conjuntivo dérmico dentro del folículo que
denominada papila capilar. En esta papila penetran vasos sanguíneos
y nervios que nutren y dan sensibilidad al pelo respectivamente.
Sobre la papila del pelo se encuentran un grupo de células
germinativas, similares a las células basales del estrato basal de
la epidermis, que se dividen de forma continua originando, con estas
mitosis, células pilosas que empujan a las superiores, haciendo de
esta forma crecer al pelo. A estas células germinales se les
denomina matriz capilar.
A diferencia de las células de la
epidermis, las células de la matriz capilar no trabajan de forma
continua, sino que pasan por periodos de trabajo (fase anágena del
crecimiento) y fases de reposo, en las que el pelo deja de crecer,
muere y acaba por desprenderse (fase telógena del crecimiento);
entre ambas fases existe una interfase de transición, de paso entre
el folículo en crecimiento y el folículo en reposo (fase catágena
del crecimiento). Entre las células de la matriz se encuentran,
además, melanocitos encargados de ceder melanina a las células que
conformarán el pelo, aportando así la coloración del mismo.
Las células de la matriz general el
pelo que va creciendo y transformándose a lo largo del folículo
piloso, pues las células van cargándose de queratina en su
ascensión, formando la estructura final, dura pero flexible. A la
zona del folículo donde tiene lugar la queratinización se le
denomina zona queratóngena.
El pelo generado por la matriz consta
de tres grandes zonas. Una interior, delgada y presente solo en pelos
gruesos, denominada médula. Alrededor de esta, otra capa de células
de mayor tamaño, cargadas de queratina y granos de malanina, que
constituyen el grueso del pelo y se denominan corteza o córtex.
Recubriendo a la corteza se encuentra la cutícula, formada por
células aplanadas y que constituyen la envuelta más exterior del
pelo cuando este emerge a la superficie (forman una cubierta a modo
de tejas de un tejado).
Folículo Piloso (del libro Anatomía de Grey) |
La matriz también genera una serie de
capas que rodean al pelo cuando se encuentra dentro del folículo y
que se desprenden al exterior durante el proceso de crecimiento del
pelo; constituyen una vaina denominada vaina radicular interna y a su
vez está formada por tres capas: la cutícula de la vaina radicular
interna, en contacto directo con el pelo; la capa de Huxley; y la
capa de Henle.
Esta última está en contacto con el tejido epitelial
que constituye la pared del folículo piloso y que se denomina vaina
radicular externa; esta tiene unas características similares a las
de la epidermis, con la que se continua.
Rodeando al folículo piloso
encontramos una membrana de tejido conjuntivo fibroso que lo separa
de la dermis y se denomina membrana vítrea.
Corte transversal del folículo piloso (de Anatomía de Grey) |
Como ya hemos indicado, en la matriz
del folículo se encuentran los melanocitos encargados de dar color
al pelo. No solo existen diferencias raciales y personales en el
color del pelo, también son frecuentes las diferentes coloraciones
dentro de un mismo individuo, tanto entre pelos de diferentes zonas
(los de las cejas, por ejemplo, suelen ser mas oscuros), como dentro
de una misma zona (no son raras las personas que tienen cabellos de
tres colores diferentes, siendo uno de los colores el claro
predominante).
Estructura del folículo piloso |
Los folículos suelen llevar asociado
un músculo que los conecta con la epidermis permitiendo, con su
contracción, variar el grado de perpendicularidad del mismo respecto
a la superficie de la pie; es el músculo erector del pelo.
Los pelos tienen su folículo rodeado
por una red de capilares que lo nutren, sobre todo los pelos de gran
tamaño; y poseen una red nerviosa a su alrededor que los convierte
en parte del sistema sensorial.
Todos los pelos llevan asociado una
anexo cutáneo muy importante, ya que va a caracterizar el tipo de
piel: la glándula sebácea.
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