En un post anterior analizamos los terremotos y los tipos de ondas sísmicas producidas. El estudio de las ondas sísmicas ha resultado trascendental a la hora de deducir la composición de la Tierra y las diferentes capas que encontramos en la Tierra cuando estudiamos la Geosfera según su profundidad.
¿Qué ocurre cuando una onda se encuentra con una superficie
de discontinuidad, donde las ondas se desplazan con una velocidad distinta? Una
onda se descompondrá en dos ondas nuevas, una reflejada y otra reflactada.
La onda que se refleja lo hace con el mismo ángulo que el de
incidencia. Es decir, a=θ.
El ángulo de refracción varía. Este ángulo es importante
porque depende de la diferencia de velocidad entre ambos medios. Si V1>V2 θ1<θ2entonces .
Del mismo modo, si V1>V2 entonces θ1>θ2.
Ángulos de frefracción. |
(senθ1)/V1 =(senθ2)/V2
Cuando las ondas viejan por el interior de la Tierra, van
encontrando con capas cada vez a mayor profundidad. Al aumentar la profundidad,
aumenta la presión y por lo tanto aumenta la densidad y la velocidad de las
ondas sísmicas.
Llega un punto, una profundidad, en la que ya no hay
refracción, sino solo reflexión debido a que el ángulo θ2
superará los 45°. Debemos tener en cuenta que al aumentar la velocidad aumenta
el ángulo. Esto provoca que la trayectoria de las ondas en el interior de la
Tierra sea ondulada.
Dirección de ondas por refracción. |
El registro en los sismogramas de muchos tiempos de llegada y analizando ondas reflejadas y refractadas nos proporciona una información importante. Se puede comprobar que, cuando se produce un movimiento sísmico, hay estaciones que resgistran la llegada de ondas p y ondas s hasta una distancia de 103° de curvatura de la Tierra. Existe una zona desde los 103° a 143° en los que no se reciben ondas p ni ondas s, una zona de sombra. Y tras esos 143° vuelven a recibirse ondas, pero solo ondas p, es decir, a partir de 143° ya no se reciben ondas s.
Se produce, por lo tanto, una discontinuidad en el interior
de la Tierra que hace que, cuando las ondas la atraviesan, se refractan y
cambian de trayectoria, se desvían hasta que se encuentran otra vez con la
discontinuidad, donde volverán a desviarse y refractarse para llegar de nuevo a
la superficie.
Hasta los 103° no existe refracción. A partir de esa
posición, las ondas se ven obligadas a atravesar la discontinuidad, variando su
trayectoria. Además, las ondas s son incapaces de atravesar la discontinuidad.
Ondas sísmicas y discontinuidades. |
Ángulos de sombra en ondas sísmicas. |
A partir de estos datos se deduce que hay una importante
discontinuidad a estos 2900km, donde las ondas p se refractan y debido al
desvío dejan una franja ancha sin registro. En ese medio por el que viajan al
atravesar la discontinuidad, la velocidad de las ondas disminuye, es una zona
de baja velocidad. Y las ondas s desaparecen y no vuelven a aparecer ni
siquiera tras los 143°. Por lo tanto se puede deducir que esa zona por debajo
de 2900km es una discontinuidad líquida.
A esta discontinuidad se le denomina discontinuidad de
Gutemberg y separa el núcleo del manto.
Otra discontinuidad importante existen en una zona más
profunda y separará el núcleo externo del núcleo interno. Se encuentra a unos
5000km de profundidad y señala el paso a una zona ás sólida, ya que a través de
ella las ondas p se propagan amás velocidad que por el núcleo externo. E
incluso se ven zonas con trazos de ondas s muy débiles.
Ondas sísmicas en profundidad. |
El primer salto es la discontinuidad de Mohorovichi. Esta
discontinuidad separa la corteza del terrestre del manto. Se puso de manifiesto
gracias a estos estudios de propagación de ondas sísmicas. Un estudio similar
de las mismas pondrá de manifiesto el núcleo.
En general, en la superficie encontramos zonas donde llegan
ondas directas y lugares donde llegan ondas reflactadas. A partir de un punto
que varía de distancia, ya que la discontinuidad de Mohorovichi o Moho tiene
profundidades variables, no existen ondas directas y solo aparecen ondas
reflactadas.
Como decíamos, esta discontinuidad tiene valores variables
según la zona donde nos encontremos. Bajo los océanos se encuentra a unos 10km
de profundidad, mientras que bajo los continentes se encuentra a entre 35km y
70km.
A partir de esta discontiunidad, las ondas aumentan
bruscamente de velocidad, pasando de 6 a 8km/s. Hay por lo tanto un cambio de
composición y empaquetamiento de los materiales, además de un aumento de
presión. Sabemos que debe haber un cambio de composición y empaquetamiento
porque los cambios de presión deberían provocar solo aumentos de velocidad
graduales, no bruscos.
Después de la discontinuidad de Mohorovici, todavía dentro
del manto superior, a una profundidad de entre 100km y 200km encontramos la
zona de atenuación de ondas s. Debe haber un cambio de estado en los
materiales, que pasarán de un estado sólido a un estado más fluido. Se supone
que es una zona plástica de fusión parcial. Se denomina astenosfera.
Por debajo acabaremos encontrando el núcleo. Está separado
del manto por la discontinuidad de Gutemberg. El núcleo externo es líquido,
mientras que el interno es sólido.
La corteza terrestre está formada principalmente por
silicatos. Hay una zona de corteza superior y una zona de corteza inferior.
Bajo los océanos solo encontramos corteza de las características de la corteza
inferior y se denomina corteza oceánica. Se trata de una zona de corteza más
delgada que la corteza que hay sobre los continentes y que denominamos corteza
continental.
Como indicábamos, sobre los continentes puede diferenciarse
una corteza superior y una corteza inferior. La superior es rica en silicatos
de aluminio, mientras que la inferior es rica en silicatos de hierro y
magnesio, más densos. La corteza superior es, por lo tanto, menos densa que la
inferior.
A la corteza superior se le denomina SIAL (de la siglas de
silicato de aluminio), mientras que la inferior se denomina SIMA (de las siglas
de silicato de magnesio). Las rocas que se pueden asimilar a cada una de ellas
es el granito en la superior y el basalto en la inferior (sin que esto quiera
decir que sean el componente de cada uno de ellos, solo se trata de una
analogía).
En cuanto a la composición del manto, se ha demostrado que
el manto superior, que forma con la corteza la zona denominada litosfera, posee
una composición similar a la roca que denominamos peridotita, muy rica en
peridoto también llamado olivino (se trata de un silicato rico en magensio y
hierro, muy básico y muy denso). Se ha deducido en los laboratorios, pero hoy
en día ya se conoce por purebas directas.
Capas de la Tierra. |
En el núcleo encontramos densidades altísimas, con presiones
muy elevadas. Los únicos materiales que pueden cumplir la condición de estar en
estado líquido a esa presión y densidad serían las aleaciones de hierro y
níquel. Es más importante la cantidad de hierro que la de níquel. Y la roca a
la que se asemejarían sería el equivalente a sideritos (meteoritos). Se cree
que estos, de hecho, proceden de núcleos de cuerpos planetarios que se han
desintegrado.
Esa aleación de hierro y níquel estaría en estado líquido en
el núcleo externo y en estado sólido en el núcleo interno. Si la aleación fuese
solo de hierro y níuqel, las densidades serían muy superiores a las que sabemos
que realmente existen. Se ha especulado con la posibilidad de que contengan
pequeñas cantidades de otro elemento, que contribuya a bajar la densidad. Se
supone que se trata de azufre. Esta teoría se refuerza por el hecho de la
existencia de azufre en los sideritos.
Si reflejamos en una gráfica la presión frente a la temperatura, asociando estos datos al punto de fusión de la aleación de hierro y níquel, se obtiene una gráfica con la siguiente forma:
Ondas sísmicas y fusión de materiales. |
Si realizamos una curva de la densidad y la profundidad, se
refuerzan algunas de estas afirmaciones. Se puede realizar una curva con las
bandas de densidad (se trabaja con bandas por no poder trabajar con valores
exactos y concretos, sino con un cierto margen de variación).
Ondas sísmicas y fusión del núcleo. |