Dividiremos las rocas metamórficas según el siguiente
criterio.
Milonita (de Wikipedia) |
La textura porfirioplástica es aquella en la que se observan
minerales de mayor tamaño, llamados perfiroblastos, rodeados de minerales
pequeños. Se da en el metamorfismo regional y en el metamorfismo de contacto.
Entre los ejemplos tenemos los esquistos con grandes cristales de andalucita.
Andalucita (de Wikipedia) |
La textura granoclástica es propia de rocas metamórficas con los granos más o menos del mismo tamaño. Se da en el metamorfismo de contacto, fundamentalmente, pero también puede aparecer en el metamorfismo regional. Es la que aparece en el mármol, la metacuarcita o las corneanas.
Marmol (de Wikipedia) |
La textura foliada se observa en rocas con una especie de hojosidad. Algunos minerales planos, como las micas, bajo el efecto de presiones dirigidas, se orientan paralelamente y definen planos visibles al observar la roca. Es propia del metamorfismo reginal, debido a presiones dirigidas.
Puede presentar algunas variantes, como la lepidoblástica y
la nemoloblástica. En la lepidoblástica los minerales planos se encuentran
paralelos al corte de la hoja; en la nemoloblástica lo que encontramos en
posición paralela al corte de la hoja son los minerales aciculares.
Estructura de pizarra (por geograph.org.uk) |
Las rocas más características de la textura foliada son las
pizarras metamórficas, las filitas y los esquistos.
A las rocas con textura foliada se les dice que tienen
esquistosidad. No son planos de estratificación, son planos formados en el
transcurso del metamorfismo.
La textura gnéisica es propia de rocas llamadas gneis.
Aparece en metamorfismo regional, debido a presiones dirigidas y es un
metamorfismo regional de alto grado. En la roca aparecen unas bandas oscuras y
otras claras, formadas por segragación de iones en el transcurso del
metamorfismo. Las bandas oscuras están formadas por micas y las claras por
cuarzo y feldespatos. A veces, las oscuras tienen una textura foliada y las
blancas granoblástica o porfidoblástica. Es una mezcla de textura.
Para valorar el grado de metamorfismo se usan unos minerales
índice y se debe comprobar la intensidad. Pero si en la roca no hay mineral
índice y la roca sufre la misma transformación, estos minerales no serán
útiles. Por eso resulta más útil el concepto de fascia metamórfica.
La fascia metamórfica corresponde a intervalos de presiones
y temperaturas concretos. En estos intervalos se definen unas zonas con el
nombre de una roca característica de ellos y así una roca metamórfica
pertenecerá a la fascia metamórfica de esta roca en concreto. Por ejemplo, la
fascia de los esquistos azules se ha formado el mismo intervalo y temperatura
que los esquistos azules.
Esquistosidad.
Se llama esquistosidad a la disposición en planos paralelos
que adoptan los minerales de determinadas rocas, produciendo en ellos una
especie de hojosidad.
Hay dos tipos de esquistosidad, la de carga y la tectónica.
En algunas rocas, que contienen minerales arcillosos, cuando
están enterrados a grandes profundidades, el peso de la presión hidrostática
forma en esas rocas arcillosas una reorientación produciendo planos paralelos.
Esta es la esquistosidad de carga.
La esquistosidad más común es la tectónica. Se da en
presencia de orógenos. Se produce una reorientación de los planos debido a las
presiones dirigidas. Es una reorientación en el sentido del esfuerzo. Si las
fuerzas llegan a ser lo suficientemente fuertes, llegan a borrar los rasgos
anteriores.
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