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domingo, 27 de noviembre de 2016

Ríos: Curso Alto, Medio y Bajo.

En un río se puede distinguir un tramo alto, un tramo medio y un tramo bajo.

En el curso alto predomina la erosión y el transporte sobre la sedimentación. Es la zona de los torrentes, las pendientes fuertes, las velocidades de flujo altos y el río tiene una gran capacidad de transporte. 

La carga es menor que la capacidad, el río erosiona, se encaja, el río discurre por valles my estrechos en forma de V muy cerrada, muy estrecha.




Garganta del cares (por Javier Mendia García)

En el tramo medio y en el tramo bajo los valles son más anchos, sobre todo el el curso más bajo y el fondo está cubierto por sedimentos acumulados por el propio río, formando una llanura aluvial. Alternan la erosión, el transporte y la sedimentación, según el curso. Pero la erosión ya no es tan fuerte como en el curso alto y la sedimentación es mucho más importante.



La forma del perfil de los valles formados por ríos es típicamente en forma de V, más estrecha en tramos altos y más abierta en los tramos medio y bajo. Y son importantes los tipos de materiales que deba escavar. Si son muy competentes, el río formará gargantas o desfiladeros.



Existen algunos rasgos geomorfológicos asociados a los cursos fluviales. Así, en las zonas de montaña en las que hay barrancos, cuando alcanzan los puntos de menos inclinación, el río tiende a descargar toda su carga sedimentaria y se forman abanicos fluviales. Si en una franja de un borde montañoso se unen varios abanicos que se unen lateralmente, se forman los denominados piedemotes. Son típicos de zonas áridas. Están asociados a los ríos en sus cursos altos.
 
Abanicos fluviales (image de la NASA)
En los cursos medios y bajos el río tiende a circular por canales que va encajando en las llanuras aluviales. En las zonas de curso medio, predominan los canales anastomosados, que dejan en el medio islotes con arena, cantos, etc. Estos islotes van cambiado a cada crecida del río.

En las zonas bajas o zonas de poca pendiente se forman canales meandriformes. Como indicamos, son típicos de zonas con bajas pendientes y de cursos bajos de los ríos y en ellos el canal describe curvas muy marcadas. En su zona cóncava, el río tiende a escavar, a erosionar y en la zona convexa en cambio tiende a depositar sedimentos. Por este motivo los meandros tienden a ir haciéndose cada vez más acusados. Cuando el meandro es muy antiguo, es frecuente que el río acabe atajando y dejando una zona de cauce sin agua denominada meandro abandonado.

Estructuras de los ríos en el curso medio.

Cuando en una cascada la roca de arriba es más dura que la de abajo, la cascada tiende a retroceder, pero no a desaparecer.

Meandros (en Alaska)

Otra forma característica son las marmitas de gigante o pilancones. Se trata de pozos en los que entran cantos que giran por la acción de la corriente, provocando que el hueco se agrande. Es decir, el canto hace de taladradora. Se dan con más facilidad cuando el canto gira en un hueco que ha sido excavado en una zona especialmente blanda. 
Cascadas (por Klaus Eltrop)

De vez en cuando podemos encontrar un tipo especial de meandros denominados meandros encajados. Se dan cuando un río atraviesa una llanura aluvial formada por sedimentos del propio río. El río va profundizando hasta encontrar la roca dura que se sitúa debajo. Los meandros encajados se producen cuando el río alcanza esta roca dura y ésta le impide cambiar el cauce. Es decir, una vez llega a la roca dura, el meandro ya no puede cambiar o dibujarse y la roca dura de la parte inferior refleja la forma de los meandros. Por este motivo, los meandros que se forman son estables, fijos.


En muchas ocasiones las llanuras de inundación tienen un perfil convexo en lugar de un perfil cóncavo. Se debe a que su cauce natural es la llanura entera y el lugar por donde está discurriendo en este momento es el lecho menor. Es decir, el lugar por donde está circulando en este momento está rodeado por dos diques, los diques del lecho menor denominados malecones. Los malecones están formados por los materiales más gruesos que lleva el río.

Llanuras de perfil convexo.

En una crecida grande, el río se extiende por toda la llanura, pero los cantos pesados los deja en el borde del lecho menor, pues al desbordarse pierde energía, suelta materiales de gran tamaño en las orillas y lo que llevará en suspensión serán materiales más ligeros, como arenas, arcillas o limus. Por eso el borde tiende a formarse con orillas más elevadas.
 
Terraza fluvial
Todo esto provoca que, en ocasiones, esté más elevado el lecho por donde circula el agua que el resto de la llanura de inundación. La formación de malecones puede provocar, en ocasiones, que los afluentes se encuentren con los diques y que estos impidan al afluente unirse directamente con el río principal, circulando ambos paralelos hasta que se unan en un punto donde lo existan malecones o estos sean de menor altura.

También se puede dar, en ocasiones, la formación de capturas fluviales. Imaginemos que hay dos vertientes, una de ellas con más pendiente y con el nivel de base de los ríos próximo a ella, frente a otra pendiente más suave y que tiene más alejados los niveles de base. Si hay peor clima en la pendiente más inclinada y llueve más, en esta pendiente habrá también más erosión. Los ríos de la pendiente más suave pueden llegar a capturar la cabecera de los ríos de la otra pendiente, atrapando así el agua y llevándosela la zona de pendiente más hundida.

Captura fluvial.
Las terrazas fluviales son otra estructura que puede aparecer en algunos ríos. Los ríos, a lo largo de su historia, experimentan variaciones en la capacidad de erosión y sedimentación debidos a cambios climáticos o de nivel de base, cuando por ejemplo el nivel de base profundiza.  El río pasa una temporada en la que escarba con fuerza, seguido de otra temporada en la que deja de escarbar, a la que sucede otra etapa de excavación y así sucesivamente. Esto originará la formación de terrazas fluviales.

Cabe destacar que estas también pueden ser formadas debido a levantamientos isostáticos de la corteza terrestre.

Otra posibilidad es la formación de terrazas encajadas. Se forman cuando los episodios de erosión son más cortos que los episodios de la sedimentación. Es decir, en los ciclos erosión-sedimentación, predomina la sedimentación.

En cualquiera de los casos, en las terrazas fluviales la llanura más baja es la más reciente.

Terrazas fluviales y terrazas fluviales encajadas.
Al estudiar los ríos, resulta muy importante el estudio del perfil vertical de sedimentos. Los sedimentos depositados en horizontal combinan lentejuelas o lentejones de gravas y arenas entre arcillas. Corresponden a posiciones del lecho menor. Los sedimentos de los lentejones son los depositados por el cauce cuando cambia de posición. Las arcillas son depositadas en las subidas, durante las crecidas.

En los cursos altos, los depósitos que dejan dan lugar a los abanicos fluviales. Hay una mezcla de materiales de distinto tamaño, mezcla de rocas distintas y poco redondeamiento en los cantos, ya que el transporte es muy pequeño, muy corto. Se dice que los sedimentos están poco calibrados, por el tamaño y que presentan poca madurez, por lo poco redondeados que se encuentran.

Estos depósitos fluviales cuando son compactados se convierten en rocas sedimentarias. Son diferentes en diferentes niveles. Las rocas sedimentarias que generan los depósitos fluviales son brechas y conglomerados en los abanicos fluviales; en los abanicos aluviales tienden a ser solo conglomerados; así como conglomerados y areniscas con pizarras en los depósitos de las llanuras de inundación.
 
Delta de ebro (por Gons)

Esto no quiere decir que todos los conglomerados, areniscas o pizarras sean de origen fluvial. Lo que, sin embargo, es cierto, es que las calizas no son nunca de origen fluvial, siendo de origen marino la mayoría de ellas, o de origen lacustre otras.

domingo, 23 de octubre de 2016

Ríos y Cursos de Agua: Generalidades.

Curso de agua (en el Bierzo)
Los ríos son, junto con los fenómenos de ladera, los responsables mayoritarios del modelado del relieve de los continentes. Los ríos transportan al mar diez mil millones de tonealdas de sedimentos cada año. Esto provoca un descenso de entre tres y seis centímetros al año de los continentes.

La acción principal es el transporte de partículas, que puede realizarse mediante diversos procesos.

  • Flotación: con materiales que pueden flotar, como troncos de árboles.
  • Disolución: con sustanicas solubles en el agua.
  • Suspensión: partículas en general de pequeño tamaño que viajan suspendidas en el agua.
  • Saltación: cantos o gravas que el flujo de agua levanta y vuelve a dejar caer.
  • Reptación: afecta a la carga del fondo, que es arrastrada sobre el fondo del cauce.

Esquema de las acciones de transporte.

Además, el curso de agua produce una erosión importante. Hay una erosión lineal, lateral y regresiva.
La lineal se manifiesta a lo largo de todo el curso, escavando el fondo del canal.

La lateral se produce en determinados puntos donde alcanza las paredes del valle y produce un ensanchamiento, como por ejemplo aquella que se produce en meandros.

Por último la regresiva tiene lugar en puntos como cascadas o rápidos, en las que el fondo del curso es escavado y las paredes del salto van retrocediendo poco a poco. Puede producirse bien un retroceso de la cascada, bien una atenuación de la pendiente.

Las correintes del agua son consecuencia de la diferente altura entre los puntos por los que discurre el río y su desembocadura. Los ríos tienen una energía potencial máxima al principio, en el nacimiento y mínima en la desembocadura, cuando el río alcanza el mar. Este es el nivel de base general de los ríos.

Pueden aparecer niveles de base locales, por ejemplo en los afluentes (que se consideran los niveles base locales del afluente). A lo largo de todo el curso hay un cambio de energía potencial a cinética.

El río arrastra una cierta cantidad de materiales. Se denomina carga del río a la cantidad real de materiales que arrastra una corriente de un río en un momento dado. La capacidad es la cantidad teórica que podría transportar, dado un caudal y una velocidad concreta. Carga y capacidad no suelen ser similares. Cuando la capacidad es mayor que la carga, el río erosiona. Cuando la carga es superior a la capacidad, sedimenta.

Un aumento del caudal aumenta la capacidad del río. También aumetna la capacidad del río un aumento de velocidad, por ejemplo cuando discurre por una pendiente fuerte.

La acción combinada de todos estos fenómenos hace que los ríos tengan tendencia a ir suavizando su perfil. En las zonas de escasa pendiente, tiende a depositar por disinuir su capacidad y allí donde hay un resalte, aumenta la capacidad del río y por lo tanto aumenta la ersión.

 
Erosión y sedimentación en diferentes tramos del curso.
Los ríos tienden a encontrar su perfil de equilibrio, una curva cóncava de fuerza pendiente en la zona de la cabecera del río y que tiende a aplanarse al nivel del mar. Éste es el perfil teórico de mínima energía en el que el río no tendría necesidad de erosionar ni sedimentar. Toda la energía se usaría para romer el rozamiento del agua contra la base del cauce.
 
Perfil teórico de un curso de agua.
Esta pendiente es puramente teórica. Solo los ríos que pasan por relieves muy antiguos muestran perfiles similares a aproximados a esta curva. Además, siempre hay barreras litológicas, zonas con rocas más duras donde la erosión es menor y zonas con rocas más blandas.

Tanto si el continente se eleva (por sistasias) o el mar se desciende (debido, por ejemplo, a una glaciación), el nivel base de un río profundiza, quedando repentinamente más bajo. Cuando eso ocurre, se forma en el perfil longitudinal un resalte. Este resalte va progresando, se dice que hay una erosión remontando hacia atrás en el río.
 
Cambios de pendiente por elevaciones del terreno.
Un ejemplo espectacular de este tipo de fenómenos se da en el río Exe, en Reino Unido, con multitud de resaltes derivados de otros tantos cambios del nivel de base a lo largo de la historia.
Río Exe, en Reino Unido, por David Gearing


En España, se percibe el caso con el río Duero, debido por una parte al paso del río por un antigo macizo hercínico muy duro tras dejar la meseta norte, que está compuesta por materiales más blandos, y unido a un descenso del nivel de base debido al ascenso de la meseta en la orogénesis alpina.

Río Duero a su paso por Zamora, por Antramir


Cambio de curso en el Duero por elevación de la Meseta.

domingo, 18 de septiembre de 2016

Suelos: Fenómenos de Ladera.

Laderas
La erosión en los fondos de los valles es llevada a cabo por los ríos. A los fondos de los valles se les llama Thalweg.

Denominamos Thalweg a la línea por la que, normalmente, discurre un río. La línea divisoria entre un Thalweg y otro es llamada divisoria de aguas. Y al espacio entre ambos se le denomina interfluvio.

Hay una zona muy grande, hay laderas que quedan fuera del alcance de los ríos. También hay estructuras que puede haber sido escavadas por glaciares.

La erosión que produce el río es la erosión lineal. La de las laderas es areolar. La erosión areolar suele ser mayor que la lineal (como ocurre en el esquema) cuando los ríos emplean la mayor parte de su energía en evacuar los materiales que llegan al fondo del valle procedentes de la ladera.

Erosión en ríos: Thalweg.
El agente principal de erosión en las laderas es la fuerza de la gravedad. A este factor también ayuda el agua de la lluvia. Podemos dividir los movimientos en dos grupos, los desplazamientos de partículas individuales y los desplazamientos en masa.

Thalweg, por Hans Erren
Se llama coluvión al manto de productos meteorizados que cubre las laderas. En los desplazamientos de partículas individuales se remueven partículas, los desplazamientos de masas afectan al coluvión. Entre los desplazamientos individuales tenemos, por ejemplo, los fragmentos de rocas, desde grandes bloques a pequeñas partículas.

Existe la denominada arrollada difusa, que se produce cuando el agua de lluvia supera la capacidad de infiltración del suelo. En la ladera, se forma una lámina continua de agua que desciende por la ladera. Arrolla como una lámina extensa. Produce una erosión muy importante. Este desplazamiento corresponde al tipo individual.

Los desplazamientos en masa obedecen a tres tipos de fenómenos: deslizamientos, flujo y reptación. Afecta a todo el coluvión.

Los deslizamientos se dan cuando aparece un plano de deslizamiento a lo largo del cual se mueve toda la masa que hay por encima. Los planos de deslizamientos pueden ser diaclasas, planos de fallas, superficies de estratificación, una capa de arcillas bajo la cual hay capas más duras de forma que se puede embeber en agua y convertirse en un plano de deslizamiento.

Deslizamiento.

La estructura de las rocas condiciona que haya o no haya deslizamiento. Veamos un ejemplo con varios esquemas.

Esquemas de deslizamientos en función de los estratos.

La estructura más inestable es la C, seguida en inestabilidad por la B. Las estructuras más estables son la A y la D.

Los desplazamientos por flujo se llaman también coladas de barro o solifluxión. Se producen cuando hay una masa de arcillas embebida por agua. Cuando las arcillas reciben agua en cantidad suficiente, superando el nivel trixotrópico, pasan a comportarse como un fluido viscoso y no es necesario que haya una pendiente pronunciada, basta con una ligera pendiente para provocar el desplazamiento.

Solifluxión.
El movimiento no tiene un plano de deslizamiento, se mueve menos cuanto más nos acerquemos a la base del flujo en el que nada se mueve.

Las coladas de barro afectan a materiales compuestos de partículas muy finas, como arcillas o en ocasiones coladas derivadas de cenizas volcánicas.

El tercer tipo de mecanismo de desplazamiento en masa es la reptación. Al fenómeno se le conoce como creep. Cuando el suelo se empapa por la lluvia, se esponja y aumenta su volumen. Si pierde la humedad, se contrae y entonces las partículas que se han desplazado caen, pero no al punto desde donde salieron, sino que caen verticalmente.

Creep o reptación, por Fev

Esto puede llegar a mover el suelo de uno a dos centímetros por año en zonas húmedas e incluso entre tres y seis centímetros por año en zonas tropicales. El fenómeno provoca que postes, árboles, vallas o incluso edificios se inclinen. Los árboles no crecen verticalmente, tienden a curvarse.

Creep o reptación.
El creep no solo produce el desplazamiento de árboles. Los estratos de roca también se curvan, se doblan en la parte más superficial.

lunes, 29 de agosto de 2016

Suelos: Clasificación y Características.

Suelo sobre roca madre (de Camino a Gaia)
Existen una serie de factores que hacen que se forme uno u otro tipo de suelos. El factor más importante es el clima. Otros son la mineralogía de la roca madre, el tipo de vegetación y la intensidad de la cubierta, así como la topología del terreno y el tiempo.

En una primera clasificación, que responde al hecho de que el suelo tenga los horizontes mejor o peor desarrollados, distinguimos tres tipos de suelos: zonales, azonales e interzonales.

Los suelos zonales tienen bien desarrollados los tres horizontes y dependen fundamentalmente del clima.

Los suelos azonales dependen del tipo de roca madre. Dos ejemplos son los redzines y los rankers. Los redzines se forman sobre rocas carbonatadas y los rankers sobre rocas silíceas. Ambos son suelos pobremente desarrollados, con poco humus y cubierta vegetal y, bajo ella, arenas y fragmentos de la roca madre. Así, si la roca madre era calcita se formarán redzines y si es, por ejemplo, cuarcita, se formarán rankers.

En los suelos interzonales uno de los factores de formación predomina de forma absoluta sobre los demás. De este tipo de suelos son las turberas, en los que encontramos una acumulación enorme de materia orgánica y son casi independientes del clima (de hecho, los suelos más dependientes del clima son los zonales). Las turberas pueden formarse en todos los climas, la única condición es que haya una acumulación de materia orgánica en aguas estancadas, sin oxigenación (aunque, lógicamente, en algunos climas como los desérticos no se formarán debido a la necesidad de agua).

Un factor importante para la formación de suelo es la mineralogía de la roca madre. Los minerales que tenga el suelo derivan bien directamente de la roca madre, o de transformaciones de las mismas. Podemos encontrar suelos en los que no hay apenas alteración, como los derivados del cuarzo (ya que este mineral generalmente no se altera). Existen otros con baja alteración, como los derivados de las arcillas y los óxidos de hierro.

Muchos elementos de la roca madre son lavados, por las aguas de la lluvia por ejemplo. Como ocurre, por ejemplo, con el sodio, el potasio, el magnesio o el calcio. El hierro y el aluminio son más difícilmente lavados y tienden a formar óxidos que llegan a constituir cortezas, zonas endurecidas.

Un segundo factor es la actividad biológica. En el inicio de la formación del suelo, son importantes algunas especies vegetales, especialmente los líquenes que extraen de la roca nutrientes, minerales y forman una película muy delgada de materia orgánica que permite el asentamiento de otras especies.

Hay cubiertas vegetales, como la hierba, que producen una perforación tan generalizada que dejan el suelo como un colador y ayudan a que se acumule materia orgánica, originando horizontes A muy espesos.

La vegetación es muy importen para fijar y asentar los suelos, así como para impedir la denudación o erosión de los mismos.

La topografía es el tercer factor. Sobre una misma roca madre y bajo las mismas condiciones se formará más rápido el suelo sobre terrenos llanos que sobre terrenos inclinados. Además, las laderas orientadas al sur en el hemisferio norte tienen más dificultades, pues la evaporación es más intensa y no hay agua suficiente para desarrollar la meteorización química.

En relieves fuertes las aguas tienden a arrollar y no inflitrarse (meteorización química). Aquí la vegetación también es importante, pues favorece que el agua penetre en el suelo y no deslice.

El cuarto factor es el tiempo. A igualdad de condiciones, con el paso del tiempo aumenta el desarrollo del suelo. Como indicamos, el horizonte A es el primero en formarse. En cambio el horizonte B tiene un desarrollo lentísimo. El horizonte A necesita de entre cien y doscientos años para su desarrollo en condiciones húmedas. Esta cifra puede llegar a miles de años en ambientes áridos o árticos.

El horizonte B, para estar crecido en coidaciones de hierro necesita varios miles de años. Podemos decir que, en condiciones favorables, se puede hablar de formación de horizonte B a partir de diez mil años. El horizonte K, enriquecido en calcio, necesita para esa acumulación de calcio alrededor de medio millón de años. Las laterísticas, en selvas tropicales muy espesas, requieren tiempo que rondan el millón de años o más. Por eso, cuando se pierde suelo, podemos decir que a escala humana se pierde para siempre.
 
Suelo tropical (por Cayambe)
El clima es el factor determinante. Condiciona la presencia o ausencia de agua y ésta es esencial para las reacciones de meteorización química. El clima determina la temperatura y para que se produzcan las reacciones químicas oportunas, necesitamos temperaturas determinadas. La presencia de agua favorece el lavado de la meteorización química, no se acumula en el horizonte B.

En climas secos el calcio no es lavado y tiende a acumularse en el horizonte B. Según el tipo de clima hay varios tipos de suelos zonales. En una primera clasificación, los dividimos en dos grandes grupos, los pedalfers y los pedocals.
 
Podzol (de Wikipedia)
Los pedolfers son suelos con aluminio y hierro. Los pedocals son suelos con calcio. Los pedalfer son suelos zonales con aluminio y hierro que no tienen calcio. Los pedocals tienen cantidades importantes de calcio.

Los pedalfer se forman en climas húmedos, bien templado húmedos, fríos o calientes, con precipitaciones superiores a 50-60cm/año. El calcio es lavado y se desarrolla un horizonte B rico en arcillas y óxidos de aluminio. En estos suelos los tres horizontes están bastante bien definidos y son fáciles del diferenciar.

Los pedocals se oponen a este otro tipo de suelos. Son ricos en calcio y propios de climas semiáridos, donde llueve algo, pero poco, con cantidades inferiores a los 50-60cm/año. No se llega a formar ácido carbónico, esencial para disolver el carbonato cálcico. El horizonte A es muy delgado. El horizonte B además de rico en calcio, es rico en la arcilla llamada montmorillonita. Este horizonte es de color blanquecino y cuando es muy rico en calcio recibe el nombre de horizonte BK o K (como ya indicamos anteriormente). En casos extremos y suelos muy antiguos, pueden formarse costras de calcio muy duras llamadas caliclas, que ocasiona que el suelo se torne muy improductivo.

Los pedalfer pueden ser de muchas clases (al contrarios que los decocals, que son un tipo muy específico de suelo). Así, encontramos podzol, suelos pardos, chernozem y lateritas.

La palabra podzol viene del ruso y quiere decir ceniza. Y es que son suelos de color gris oscuro. Se forman en climas subárticos, en el límite norte de los bosques. Es el suelo típico de la taiga siberiana, cubierta por coníferas y brezos que hace que las aguas de lluvia tengan un pH muy bajo.

Además, la lluvia es continua y el lavado muy intenso, muy importante. El horizonte A es sometido a un lavad tan intenso que queda empobrecido en hierro e incluso en materia orgánica, tomando un color blnaquecino y uede llegar a tener un horizonte blanco entre el A y el B, que se denomina horizonte E. Todo este material orgánico y hierro se acumula en el horzonte B, dando lugar a un suelo donde el horizonte A es menos rico que el horizonte B, lo que conlleva que sean suelos empobrecidos.

Los suelos pardos son propios de zonas más templadas. Son el tipo de suelo del clima atlántico. Hay algunas estaciones secas y entonces el lavado no es tan importante. Durante el periodo seco, la humedad acumulada asciende por capliaridad, con lo que la humedad es constante.

El suelo es típico de árboles de hoja caduca, con lo que se acumla materia orgánica al caer las hojas. La capa de humus, por lo tanto, es importante. El horizonte A es oscuro y el horizonte B es rico en arcillas y óxidos de hierro. También se pueden formar suelos pardos en climas mediterráneos, pero en éstos el horizonte A es más delgado, ya que se encuentra menos desarrollado (el bosque típico es de pinares, que poseen hoja peregne).

Los chernozem son suelos de grandes praderas, como la pampa argentina. Tiene un horizonte A rico en arcilla y materia orgánica muy potente. Se debe a que la hierba, al perforar el suelo, ocasiona muchos conductos. Se acumula mucha materia orgánica. Son suelos propios de zonas templadas y húmedas.

Las lateritas son rojizas, parecidas a los ladrillos (de hecho, lotes es ladrillo en latín). Se forman bajo climas tropicales con temperaturas muy altas y precipitaciones muy intensas. Son los suelos de la selva tropical, en las grandes extensiones de selva tropical.
 
Laterita (por Werner Schulmann)
En esas condiciones se descomponen y lavan muchos compuestos, no solo los de calcio, magnesio, potasio y sodio, también la sílice. El pH de las aguas circulantes suele ser básico y esto ayuda a que la sílice se disuelva. Los suelos se enriquecen con los compuestos más insolubles, óxidos de hierro y de alumino (óxidos e hidróxidos).

Cuando la roca madre es un basalto, generalmetne e forman lateritas ricas en hierro, en las que hay costras duras muy diversas. Si es un granito, se forma un tipo especial de laterita, las bauxitas, que es la única mena de aluminio de la que disponemos.

Todos estos suelos tienen mucha vegetación y por el contrario son suelos muy pobres, cuando se exponen al aire se forman costras. La vegetación crece a expensas de la capa de humus formada por otros vegetales muertos, hay un reciclaje. Cuando se talan los bosques, el suelo se endurece y donde hubo una selva, puede pasar a haber un desierto en muy poco tiempo.

Los suelos lateríticos son fácilmente arrastrables por las lluvias torrenciales. En España hay yacimientos de bauxintas, que aluden a cambios climáticos que tuvieron lugar hace años.

Las gelisolas o pergelisol son suelos de la tundra, de zonas árticas o subárticas. Están formados por una mezcla caótica de materia orgánica, vegetación de la tundra y trozos de la roca madre que ha sufrido meteorización física. La meteorización química, a esta temperatura, actúa poco.
 
Vegetación sobre suelo con permafrost (de david adamec)
La parte profunda del suelo está helada todo el año. Se denomina permafrost. La superficie deshiela a veces en el verano, es una zona blanda de difícil progreso por ello. Se denomina molisol.

Atendiendo a la resistencia del suelo, se habla de suelos cohesivos y no cohesivos. Los cohesivos tienen arcillas, los no cohesivos tienen gravas y arenas sueltas.


Normalmente el suelo silícico da lugar a vegetación oscura. Sobre las calizas, vegetaciones de colores más claras.