domingo, 20 de mayo de 2018

Tiempo Geológico: Formación de la Tierra

Entendemos por tiempo geológico la estimación de la historia y vida del planeta Tierra, así como la división de este tiempo en periodos concretos, separados entre sí por acontecimientos concretos, y que se denominan eras geológicas.
Analizaremos el paso del tiempo y mostraremos las evidencias que han hecho que las teorías que muestran el Universo como un sistema en cambio continuo hayan triunfado sobre aquellas que podríamos catalogar como inmovilistas.
Veremos que el tiempo geológico traspasa la naturaleza humana. Los procesos geológicos, al igual que los procesos evolutivos, tienen lugar a un ritmo tan lento que los resultados suelen ser inapreciables si usamos como escala, o referencia, la vida de un ser humano.
Formación de la Tierra
Proceso de Formación
El ser humano ha asumido, desde tiempos inmemoriales, el hecho de que la Tierra en particular y el Universo en general han debido partir de un principio. Es decir, debe existir un punto, un tiempo o una época en la cual el mundo ha sido generado, creado o ha surgido de alguna forma.
Antes de que los estudios científicos se dedicaran a ahondar en el tema, las principales explicaciones sobre el origen de la Tierra son, básicamente, religiosas. Prácticamente todos los pueblos o culturas poseen sus propias explicaciones sobre cómo se originó la Tierra, siempre con un marcado carácter mítico.

domingo, 6 de mayo de 2018

Evolución del Género Homo: Breve descripción

Orígenes del Hombre
Los seres humanos somos animales pertenecientes al phylum Chordata y subfilo Vertebrata, es decir, somos cordados vertebrados. Estamos dentro de la clase Mammalia, o sea somos Mamíferos. Y entre los mamíferos, estamos en el orden Primates. Nuestro nombre científico es Homo sapiens.
Pertenecemos al mismo orden que los monos en general y estamos especialmente emparentados con orangutanes, gorilas, bononos y chimpancés. Se trata de un grupo general conocidos como primates. Los primates descienden de un grupo de monos común conocidos genéricamente monos del viejo mundo, frente a los monos del nuevo mundo que corresponden a aquellos que ocuparon el continente americano.
Esto no quiere decir que descendamos de los orangutanes o los chimpancés, sino que todos estos tipos de primates y los humanos poseemos ascendientes comunes. El grado de parentesco con un primate es tanto mayor cuanto más cercano sea el punto de división en la línea evolutiva o, dicho de otro modo, cuanto más cercano se encuentre el último ancestro común.
Según esto, hoy en día estimamos que nuestros parientes más cercanos son chimpancés y bononos. Un poco más alejados se encuentran los gorilas y los orangutanes (la estimación más actual se ha llevado a cabo mediante análisis de ADN). 
Primeros Homínidos 
La principal característica que diferencia a los homínidos del resto de primates es la bipedestación, es decir, la capacidad de caminar erguidos, a dos patas. Los primeros primates bípedos en la serie evolutiva no pertenecen al género homo; son los Australopithecus. Se conocen varias especies de fósiles de Australopithecus: A. afarensis, A. africanus, A. anamensis entre otras.  Todos ellos eran bípedos y con una capacidad craneal de alrededor de 500 centímetros cúbicos (la capacidad craneal está íntimamente relacionada con la inteligencia), similar a los actuales grandes simios (bononos, chimpancés y gorilas) y medían entre un metro y un metro y medio. Se alimentaban fundamentalmente de frutas y hojas. Ocuparon zonas tropicales de África, apareciendo hace entre 4,5 y 5 millones de años y extinguiéndose hace aproximadamente 2 millones de años. Existe un amplio debate sobre qué aspecto de la bipedestación hizo que estos animales prosperasen; se ha planteado si pudo ser una ventaja a la hora de localizar depredadores, o tal vez si la liberación de sus manos a la hora de desplazarse pudo favorecer el desarrollo de la inteligencia al ser capaces de usar herramientas rudimentarias. Lo que parece demostrado es que los Australopithecus no eran capaces de fabricar sus propias herramientas y carecían de sistemas de comunicación o pensamiento simbólico.
No está claro cuál de las diferencies especies de Austrolopithecus conocidos son el  antecesor de los homínidos y cuáles son rutas paralelas, anteriores o posteriores a la aparición del género homo. Uno de los primeros Homo aparecerá en África hace algo menos de 3 millones de años. Se trata del Homo habilis. Como sus antecesores, caminaba erguido y su capacidad craneal seguía siendo similar a la de los actuales grandes simios. Pero existen pruebas claras que indican que este grupo de homínidos eran capaces de fabricar sus propias herramientas. La transmisión de información sobre las técnicas de tallado de piedra hacen suponer que poseían algún sistema de comunicación entre individuos, aunque se trate de una comunicación muy primitiva (nada que ver con un lenguaje real).
Expansión del género Homo
Homo habilis
Del Homo habilis surgirán dos especies de Homo que se expandirán por África y comenzarán a colonizar el continente europeo y buena parte de Asia. Se trata del Homo erectus y del Homo ergaster. El H. ergaster dominará sobre todo las regiones europeas, mientras que el H. erectus establecerá su dominio en Asia. Aparecieron hace alrededor de 2,8 millones de años. Ambas especies poseen capacidades craneales mayores a las del Homo habilis, superando ligeramente los 800 cc. No solo son capaces de fabricar herramientas, también se les atribuye la capacidad de dominar el fuego (que podían usar tanto para  protegerse de depredadores, como para iluminarse y calentarse, sobre todo durante la noche).
Si bien el Homo ergaster parece haberse extinguido hace ya más de un millón y medio de años, algunas poblaciones de Homo habilis, o pequeñas variantes de los mismos como el Homo florensis, continuaron viviendo en el continente asiático hasta hace menos de doscientos mil años (es decir, llegaron a convivir con el Homo sapiens actual).
Homo erectus
A partir de alguna de estas dos especies de homo especies surgirá, hace alrededor de un millón y medio de años, el Homo antecesor. Partirá, presuntamente, de África y colonizará fundamentalmente el continente europeo (no han aparecido, hasta el momento, restos en Asia). La crucial importancia de esta especie es que se trata del antecesor común de las dos grandes especies de homo más actuales: el Homo neanderthalensis y el Homo sapiens.
Los Homo antecesor poseían capacidad de fabricar herramientas de una cierta complejidad. Físicamente eran más poderosos que sus antepasados, medían más de 160 cm y podían llegar a alcanzar los 180 cm en algunos casos. Su capacidad craneal era sensiblemente inferior a la de humanos y neandertales, rondando los 1000 centímetro cúbicos (estas dos especies alcanzarán promedios de alrededor de 1350 cc).
Neandertales y Humanos
Neandertal
Durante muchos años, se consideró al Homo neanderthalensis el inmediato antecesor del Homo sapiens moderno. Hoy en día sabemos, en cambio, que ambas especies son ramas paralelas con un origen común. Ambas parecen surgir en África, hace algo más de un millón de años. El neandertal centrará su dominio en la zona sur de Europa, el sapiens se hará más ubicuo, colonizando tanto la zona sur de Europa como el continente asiático.
Ambas especies comparten ciertas similitudes. Por un lado, su capacidad craneal es similar, alrededor de 1350 centímetro cúbicos. Ambos fabrican herramientas complejas y ambos manifiestan pensamiento simbólico: pintan las paredes de las cuevas que habitan, decoran sus cuerpos y honran a sus muertos mediante ritos funerarios.
La idea de que los neandertales eran una especie de humanos torpes está prácticamente descartada. Usaban herramientas similares, poseían ritos parecidos y sus estructuras sociales eran complejas en ambos casos.  Ambos debían tener sistemas de comunicación relativamente complejos (aunque se ha planteado en  ocasiones que el aparato donador de los humanos permite la realización de más sonidos). La razón por la cual los neandertales se extinguieron y los humanos persistieron está aun en debate.
Por un lado, los neandertales eran de menor tamaño y mucho más robustos, con piernas más cortas y brazos más largos. Su capacidad craneal era similar a la de humanos, aunque la morfología de su cabeza era ligeramente distinta, con frente huidiza y un arco ocular bastante marcado. Su fisionomía los hacía especialmente aptos para vivir en ambientes más fríos. El cambio climático tras la glaciación pudo ser uno de los desencadenantes de su debacle.
También se ha postulado la fusión o hibridación con humanos. Si bien la absorción total de los neandertales por parte de los humanos está más o menos descartada, sí que se ha demostrado, mediante análisis de ADN, que ha habido cruzamientos entre ambas especies.
Una última hipótesis es que neandertales y humanos competían por el mismo nicho ecológico, es decir, ambos consumían los mismos recursos; y los humanos, más adaptados al medio, sobre manera tras el calentamiento del clima, acabaron por desplazar totalmente a los neandertales.
De una forma o de otra, los últimos neandertales se extinguirían hace menos de treinta mil años.
Homo sapiens
Los seres humanos continuarían su marcha. Si bien hubo un momento de cuello de botella, en la que estuvo al borde de la extinción, el desarrollo cultural logrará una explosión demográfica, sobre manera tras el nacimiento de la agricultura y ganadería, es decir, tras el neolítico.
El ser humano no ha dejado de evolucionar. Antes del neolítico, los cazadores recolectores eran sensiblemente más altos y corpulentos, superaban habitualmente los 180 centímetros y los huesos muestran que su musculatura debía ser prominente. Tras el neolítico se favorece evolutivamente un menor volumen corporal: dado que no tienen que cazar, no se requieren musculaturas tan prominentes y de este modo se requiere menor consumo de energía para su actividad diaria.

Los seres humanos actuales siguen evolucionando. Pero los sistemas de control familiar y el modo de vida actual hacen que la selección natural actúe de un modo más atemperado.