sábado, 29 de diciembre de 2012

Composición de la Tierra y Sismicidad.


En un post anterior analizamos los terremotos y los tipos de ondas sísmicas producidas. El estudio de las ondas sísmicas ha resultado trascendental a la hora de deducir la composición de la Tierra y las diferentes capas que encontramos en la Tierra cuando estudiamos la Geosfera según su profundidad.

¿Qué ocurre cuando una onda se encuentra con una superficie de discontinuidad, donde las ondas se desplazan con una velocidad distinta? Una onda se descompondrá en dos ondas nuevas, una reflejada y otra reflactada.

La onda que se refleja lo hace con el mismo ángulo que el de incidencia. Es decir, a=θ.

El ángulo de refracción varía. Este ángulo es importante porque depende de la diferencia de velocidad entre ambos medios. Si V1>V2 θ1<θ2entonces . Del mismo modo, si V1>V2 entonces θ1>θ2.

Ángulos de frefracción.
En general se cumple la ley de Senall, que dice que hay una relación entre los ángulos de refracción y las diferencias de velocidades de propagación. La relación se expresa en la siguiente fórmula:

(senθ1)/V1 =(senθ2)/V2

Cuando las ondas viejan por el interior de la Tierra, van encontrando con capas cada vez a mayor profundidad. Al aumentar la profundidad, aumenta la presión y por lo tanto aumenta la densidad y la velocidad de las ondas sísmicas.

Llega un punto, una profundidad, en la que ya no hay refracción, sino solo reflexión debido a que el ángulo θ2 superará los 45°. Debemos tener en cuenta que al aumentar la velocidad aumenta el ángulo. Esto provoca que la trayectoria de las ondas en el interior de la Tierra sea ondulada.





Dirección de ondas por refracción.

El registro en los sismogramas de muchos tiempos de llegada y analizando ondas reflejadas y refractadas nos proporciona una información importante. Se puede comprobar que, cuando se produce un movimiento sísmico, hay estaciones que resgistran la llegada de ondas p y ondas s hasta una distancia de 103° de curvatura de la Tierra. Existe una zona desde los 103° a 143° en los que no se reciben ondas p ni ondas s, una zona de sombra. Y tras esos 143° vuelven a recibirse ondas, pero solo ondas p, es decir, a partir de 143° ya no se reciben ondas s.

Se produce, por lo tanto, una discontinuidad en el interior de la Tierra que hace que, cuando las ondas la atraviesan, se refractan y cambian de trayectoria, se desvían hasta que se encuentran otra vez con la discontinuidad, donde volverán a desviarse y refractarse para llegar de nuevo a la superficie.

Hasta los 103° no existe refracción. A partir de esa posición, las ondas se ven obligadas a atravesar la discontinuidad, variando su trayectoria. Además, las ondas s son incapaces de atravesar la discontinuidad.
Ondas sísmicas y discontinuidades.
Lógicamente, esto ocurre hacia los dos lados del terremoto, con lo que podemos dividir la superficie de la esfera terrestre de la siguiente manera:
Ángulos de sombra en ondas sísmicas.
Se sabe que ese ángulo de 103° se corresponde con ondas que viajan a una profundidad inferior a 2900km. Entre los 103° y los 143° no aparecen ondas y a partir de 143° solo ondas p. Estas ondas p que aparecen después de los 143° tardan mucho más de lo que les correspondería si se tratase de una trayectoria simple.

A partir de estos datos se deduce que hay una importante discontinuidad a estos 2900km, donde las ondas p se refractan y debido al desvío dejan una franja ancha sin registro. En ese medio por el que viajan al atravesar la discontinuidad, la velocidad de las ondas disminuye, es una zona de baja velocidad. Y las ondas s desaparecen y no vuelven a aparecer ni siquiera tras los 143°. Por lo tanto se puede deducir que esa zona por debajo de 2900km es una discontinuidad líquida.

A esta discontinuidad se le denomina discontinuidad de Gutemberg y separa el núcleo del manto.

Otra discontinuidad importante existen en una zona más profunda y separará el núcleo externo del núcleo interno. Se encuentra a unos 5000km de profundidad y señala el paso a una zona ás sólida, ya que a través de ella las ondas p se propagan amás velocidad que por el núcleo externo. E incluso se ven zonas con trazos de ondas s muy débiles.
Ondas sísmicas en profundidad.
Con las ondas s nos encontramos otra particularidad curiosa. A entre 100km y 300km de profundidad sufren una disminución notable. Después aumenta su velocidad de fomra escalonada. Entre 2900km y 5000km no hay ondas s y por debajo de los 5000km solo encontramos trazos de ondas s a velocidades muy bajas. Son una parte de las ondas p que se descomponen en ondas s.

El primer salto es la discontinuidad de Mohorovichi. Esta discontinuidad separa la corteza del terrestre del manto. Se puso de manifiesto gracias a estos estudios de propagación de ondas sísmicas. Un estudio similar de las mismas pondrá de manifiesto el núcleo.

En general, en la superficie encontramos zonas donde llegan ondas directas y lugares donde llegan ondas reflactadas. A partir de un punto que varía de distancia, ya que la discontinuidad de Mohorovichi o Moho tiene profundidades variables, no existen ondas directas y solo aparecen ondas reflactadas.

Como decíamos, esta discontinuidad tiene valores variables según la zona donde nos encontremos. Bajo los océanos se encuentra a unos 10km de profundidad, mientras que bajo los continentes se encuentra a entre 35km y 70km.

A partir de esta discontiunidad, las ondas aumentan bruscamente de velocidad, pasando de 6 a 8km/s. Hay por lo tanto un cambio de composición y empaquetamiento de los materiales, además de un aumento de presión. Sabemos que debe haber un cambio de composición y empaquetamiento porque los cambios de presión deberían provocar solo aumentos de velocidad graduales, no bruscos.

Después de la discontinuidad de Mohorovici, todavía dentro del manto superior, a una profundidad de entre 100km y 200km encontramos la zona de atenuación de ondas s. Debe haber un cambio de estado en los materiales, que pasarán de un estado sólido a un estado más fluido. Se supone que es una zona plástica de fusión parcial. Se denomina astenosfera.

Por debajo acabaremos encontrando el núcleo. Está separado del manto por la discontinuidad de Gutemberg. El núcleo externo es líquido, mientras que el interno es sólido.
Capas de la Tierra.

La corteza terrestre está formada principalmente por silicatos. Hay una zona de corteza superior y una zona de corteza inferior. Bajo los océanos solo encontramos corteza de las características de la corteza inferior y se denomina corteza oceánica. Se trata de una zona de corteza más delgada que la corteza que hay sobre los continentes y que denominamos corteza continental.

Como indicábamos, sobre los continentes puede diferenciarse una corteza superior y una corteza inferior. La superior es rica en silicatos de aluminio, mientras que la inferior es rica en silicatos de hierro y magnesio, más densos. La corteza superior es, por lo tanto, menos densa que la inferior.

A la corteza superior se le denomina SIAL (de la siglas de silicato de aluminio), mientras que la inferior se denomina SIMA (de las siglas de silicato de magnesio). Las rocas que se pueden asimilar a cada una de ellas es el granito en la superior y el basalto en la inferior (sin que esto quiera decir que sean el componente de cada uno de ellos, solo se trata de una analogía).

En cuanto a la composición del manto, se ha demostrado que el manto superior, que forma con la corteza la zona denominada litosfera, posee una composición similar a la roca que denominamos peridotita, muy rica en peridoto también llamado olivino (se trata de un silicato rico en magensio y hierro, muy básico y muy denso). Se ha deducido en los laboratorios, pero hoy en día ya se conoce por purebas directas.
Capas de la Tierra.
En el manto inferior parece que también hay silicatos de hierro y magnesio, pero cambia su empaquetamiento y su estado. Se ha propuesto que los saltos de velocidad escalonados en las ondas sísmicas al pasar por esas zonas se deben a zonas escalonadas con pasos de estado sólido a estado de ligera fusión. Sin embargo esto se trata solo de teorías.

En el núcleo encontramos densidades altísimas, con presiones muy elevadas. Los únicos materiales que pueden cumplir la condición de estar en estado líquido a esa presión y densidad serían las aleaciones de hierro y níquel. Es más importante la cantidad de hierro que la de níquel. Y la roca a la que se asemejarían sería el equivalente a sideritos (meteoritos). Se cree que estos, de hecho, proceden de núcleos de cuerpos planetarios que se han desintegrado.

Esa aleación de hierro y níquel estaría en estado líquido en el núcleo externo y en estado sólido en el núcleo interno. Si la aleación fuese solo de hierro y níuqel, las densidades serían muy superiores a las que sabemos que realmente existen. Se ha especulado con la posibilidad de que contengan pequeñas cantidades de otro elemento, que contribuya a bajar la densidad. Se supone que se trata de azufre. Esta teoría se refuerza por el hecho de la existencia de azufre en los sideritos.

Si reflejamos en una gráfica la presión frente a la temperatura, asociando estos datos al punto de fusión de la aleación de hierro y níquel, se obtiene una gráfica con la siguiente forma:
Ondas sísmicas y fusión de materiales.
Esto nos muestra que hasta una determinada profundidad, el punto de fusión de la aleación está por debajo de la temperatura reinante. Después de una determinada profunidad, se encuentra por encima de la temperatura de esa zona. El punto de corte se encuentra a una profundidad de unos 5000km. Es la separación entre el núcleo externo y el núcleo interno. Por eso, antes de ese punto, la aleación está fundida y por encima, está en estado sólido, ya que al existir más presión, se solidifica más fácilmente. Y así tenemos un núcleo externo líquido y un núcleo interno sólido. La diferencia entre el núcleo externo y el interno es un mero cambio de estado, no un cambio de composición.

Si realizamos una curva de la densidad y la profundidad, se refuerzan algunas de estas afirmaciones. Se puede realizar una curva con las bandas de densidad (se trabaja con bandas por no poder trabajar con valores exactos y concretos, sino con un cierto margen de variación).
Ondas sísmicas y fusión del núcleo.
A 2900km hay un cambio brusco de densidad, un gran salto. Refuerza la idea de la variación en la composición. Al llegar al límite entre el núcleo interno y el externo, en cambio, no hay cambio brusco (lo cual es lógico, al no haber cambio de composición), sino una subida gradual.

sábado, 15 de diciembre de 2012

Organización de los Artrópodos: Características y Tacmatización

Artrópodo: Insecto.

Vamos a basarnos en un supuesto artrópodo primitivo. Sería un animal de aspecto vermiforme (forma de gusano), metamerizado. La parte inicial no es metamérica y se denomina acron. La parte final se denominará telson y carece de apéndices. En la zona intermedia, en los metámeros, podría llevar un par de apéndices por segemento. El acron nunca está indiferenciado, suelto. El telson, en cambio, lo vamos a encontrar en muchos artrópodos como una pieza suelta.

Si viéramos un corte de artrópodo tendría un aspecto cuadrangular. A la placa dorsal se le llama dergo y a la ventral sterno. Y a las placas laterales, pleuras. Los apéndices carecen de la pleura. El sterno puede verse reducido.
Corte transversal de un artrópodo.
 La zona delantera, que formará la cabeza, va a albergar internamente al cerebro y externamente unos órganos sensitivitos, antenas y ojos. En la zona ventral tendrá la boca.

En todos los segementos hay apodemas laminares, para unir la musculatura. La cavidad interna se denomina noto o tergo.

La barra tendinoso – dorsal viene de los músculos que recorren al animal de atrás a adelante. Es un esqueleto tendinoso primitivo. Tiende a transformarse.

En cuanto a la musculatura de los artrópodos, es muy simple: músculos longitudinales dorsales, otros ventrales, menos potentes (ahí necesita menos actividad, no es apenas móvil).
Anatomía general de un artrópodo.
 El músculo dorso – pleural acerca el targo al sterno. Los del apéndice pueden ser extrínsecos o intrínsecos (extrínseco, del cuerpo al apéndice; intrínseco, nace y muere en el apéndice).

Tacmatización.

Larva de artrópodo (visibles los tacmas)
Cada tacma es una unidad funcional. En cada tipo de artrópodos hay un número de taímas y en cada tacma tiende a haber un número determinado de segmentos. Esta variación determina el aspecto. Los segmentos de cada tacma tienden a ser hormónomos entre si y heterónomos entre taímas diferentes. Esta heteromería tiene como raíz las diferentes funciones de cada tacma. Consideraremos tres zonas funcionales:
  • Zona cefálica.
  • Zona torácica.
  • Zona abdominal.

 Un artrópodo no está formado por cabeza, tórax y abdomen. Un artrópodo no tiene esos taímas; los taímas son cosas distintas, la cabeza, tórax y abdomen son zonas. La zona cefálica y torácica puede unirse en un solo tacma, como ocurre por ejemplo en cangrejos.
Anatomía interna de un artrópodo.
 Los tacmas pueden tener el número de segmentos que los forman fijos o no fijos. Los tacmas con segmentos fijos son nomerísticos; losa que tienen un número variable de metámeros son anomerísticos. Los nomerístiocs son un carácter evlutivo (la tendencia a ser monomerística es avanzada). No dependen del tiempo, dependen de la línea que hayan seguido (en el cámbrico ya había animales nomerísticos).

martes, 11 de diciembre de 2012

Apéndices de los Artrópodos

Artrópodo: escorpión.

Los apéndices de los artrópodos son siempre laterales y metaméricos. Cada metámero debería tener dos y solo dos apéndices. Pero algunas partes del cuerpo, algunos metámeros, se quedan sin apéndice. En casos muy extraños se duplican, obteniendo cuatro apéndices por metámero. Para que un apéndice pueda ser considerado como tal, debe tener musculatura intrínseca.

En principio eran marchadores, pero los hay modificados, con fines sensitivos, alimentadores, reproductores (sujetar a la pareja, facilitar la cópula, ayudar a poner los huevos, etc.). 

Los apéndices suelen acabar en pinza, que puede ser de dos tipos, quela o subquela.
Apéndices en pinza: Quela y Subquela
 Las quelas pueden aparecer en cualquier tipo de artrópodos, pero no deben confundirse con los quliceros, que no son quelas y que son específicos de los quilíferos.

Cada parte del apéndice se llama podómero y alberga la musculatura intrínseca del apéndice. Puede dividirse en partes, que se llaman artejos. Internamente so diferentes; la musculatura del podómero sigue siendo la misma, no se reparte entre los artejos. Se mueven como una sola pieza. Los podómeros se pueden mover unos sobre otros.

En cuanto a los tipos de apéndices, hay dos tipos fundamentales, los unirrameos (todos los podómeros en línea) y los dirrámeos (eje bifurcado).

Los unirrameos están organizados en torno a un eje. Tienen una parte basal, llamada coxa, y el resto del apéndice se denomina telopodio. En la coxa aparece una pequeña pieza, llamda trocanter y a continuación una pieza que sujeta al músculo, el fémur. A continuación una larga llamada tibia. Después una serie de artejos que forman un cordón, denominado tarso. La parte final del apéndice acaba en un par de uñas, el pretarso.
Apéndices unirrámeos.
 Los dirrámeos tienen dos partes, una basal, el protopodio y dos ramas,una externa, el exopodio y una interna, el endopodio. El protopodio es equivalente a la coxa. Puede tener uno, dos o tres pododios en el protopodio. El exopodio, cuando existe, suele ser respiratorio, por lo que su cutícula es blanda y tiende a ser como un tubo por el que respira. Parte de una estructura posterior a la coxa llamada base; el endopodio se divide en isquio, pero, carpo, propodio y dáctico.
Apéndices dirrámeos.
 Tanto en el unirrámeo como en el dirrámeo aparecen unas prolongaciones (aunque son más frecuentes en el dirrámeo) en la parte dorsal del apéndice. Pueden aparecer en la parte externa y se denominan exito (en crustaceos se denominan epipodito) o en la parte interna y se denominan endito. Los internos suelen tener una función masticadora. Los externos, generalmente, son respiratorios.
Exito y endito en los apéndices.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Características de los Artrópodos: Tegumento

Artrópodo: Arácnido

Es quizás el responsable de su gran desarrollo. Tiene una estructura sencilla que se mantiene en todos; en algunos, como los centollos, se engrosan y se impregnan de sales, pero por lo demás es similar.

De dentro a afuera tiene tres capas. Primero tiene una membrana basal sobre una cavidad del cuerpo que no es un celoma. Después tiene una epidermis que se denomina hipodermis, pues sobre ella está la cutícula. Tanto la cutícula como la membrana basal son formados por la hipodermis. No toda la hipodermis es un epitelio indiferenciado. Hay glándulas y pelos, glándulas que vierten al exterior, respondiendo al medio externo, y los pelos asociados a un receptor nervioso; los movimientos de esos pelos son registrados e informan al animal del movimiento fuera de la cutícula.

La cutícula está dividida en subcapas. Diferenciamos dos, la epicutícula y la procutícula. La epicutícula es de lípidos y proteínas, es una capa muy fina que limita externamente la cutícula; en animales terrestres, los lípidos se orientarán de manera que no salga ni entre agua (impermeabilizado). La procutícula forma el grueso de la cutícula. Es la que confiere las propiedades. Está formado por quitina y por esclerotina. La quitina es un poliscárido y la esclerotina una proteína hidrosulible. La quitina y la esclerotina son flexibles. Una parte de la procutícula está alterada químicamente, para que no sea flexible.
Fórmula químiaa del polímero de quitina

Los porocanales son espacios vacíos, cilíndricos muy densos y muy finos. Llegan hasta la epicutícula sin traspasarla. En ese tubo hueco se pone una microvellosidad y llega, en su desarrollo, hasta la epicutícula. Por ellas vierten sustancias que desnaturalizan la cutícula, la esclerotiza (se denomina esclerotizacón), endureciéndola. Solo se vierten por algunas zonas, para endurecerla. Lo que vierten son fenoles y quinonas. Lo que se endurece es la parte más próxima a la epicutícula. Esa parte, cuando está endureciedo y diferenciada, se le llama exocutícula. A la zona que no se endurece jamás se le llama endocutícula. El animal tiene zonas flexibles y zonas endurecidas. A cada placa dura, formada por la zona endurecida, se le llama esclerito. Hay zonas sin exocutícula, donde la endocutícula ocupa toda la capa. Generalmente el que una zona esté endurecida no quiere decir que aumente el grosor, solo las relaciones entre exocutícula y endocutícula. Pero las zonas no endurecidas son muy frágiles, se encuentran protegidas por un esclerito. En resumen, es como las tejas de un tejado, en la que la zona blanda queda oculta bajo dos placas de esclerito.
Unión entre escrelitos en el tegumento.
 Dentro de un segmetno, dentro de un gran esclerito, hay líneas de sutura (las membranas tienden evolutivamente a desaparecer).

La cutícula es de origen ectodérmico. El artrópodo tiene tapizadas por cutícula todas las estructuras de origen ectodérmico. Todos los órganos sensitivos están recubiertos por cutícula. El tubo digestivo tiene tres partes, el estomodeo, el mesenteron o mesodeo; el proctodeo, y el estomodeo y proctodeo están recubiertos por cutícula. Todos los órganos respiratorios internos y los bronquios externos están recubiertos, así como el sistema reproductor.

En cuanto a la coloración de los artrópodos, va a determinar muchas cosas, es muy importante. Si no tuvieran más que una cutícula sería transparente, amarilla, negra, etc. Pero hay colores pigmentarios, producidos por tejidos pigmentarios de la hipodermis, colores estructurales que dependen de lo endurecida que esté la procutícula (a más oscuro, más duro), colores químicos debido al depósito de ciertas sustancias en la cutícula (derivados de la melanina de colores naranja, rojo, amarillo, etc.); y colores físicos producidos en la cutícula por la forma que tiene la cutícula, colores metálicos producidos por estriaciones de la epicutícula (muy finamente estriado, de forma que una parte absorbe la luz, otro lo refleja), colores plateados producido por gotas de aire en la cutícula (lo mismo ocurriría con el color azul de las libélulas, debida al efecto Tindall).

También pueden aparecer cromatóforos; no los vamos a encontrar en todos los artrópodos, solo en crustaceos y monocrustaceos. Tienen un pigmento en el interior que el animal puede disponerlo a su antojo. Tienen forma estrellada. En posición de reposo tienen un pigmento alrededor del núcleo. En esa posición el animal parece incoloro. Si el animal hace que se coloque en posición activada, el pigmento se reparte por todo el cromatóforo, la misma cantidad de pigmento se dispersa por toda la célula. Hay la misma cantidad de pigmento.

El cambio de color puede ser un cambio morfológico o fisiológico. El morfológico se trata de que, al poner el animal sobre una superficie de color, el animal aumenta o disminuye el estado o la cantidad de pigmentos o de cromatóforos. Se consigue un cambio fisiológico espectacular, un cambio rápido, ya que se trata solo de distribuir o condensar los pigmentos. Ocurre cuando los animales se ven sometidos a situaciones de estrés. O bien se mimetiza con el medio, o intenta asustar al depredador. Es controlado por una serie de reacciones hormonales.

En cuanto a las propiedades y funciones de la cutícula. Sirve como estructura de protección, tanto física como química. Tiene condiciones tanto de impermeabilidad como de permeabilidad, en algunos casos, cuando hace falta, se impermeabiliza, gracias a al epicutícula (en insectos se transforma en una capa de ceras, con una capa de cemento, parecido a una pintura, muy fina y muy resistente, que cubre la capa de ceras y así el insecto puede vivir en tierra). En otros casos puede ser conveniente hacerla permeable, por ejemplo la capa interna de los pulmones.

La cutícula puede facilitar la locomoción. Si no tuviera cutícula rígida no podría mover los apéndices. Esa cutícula que sirve para anclar los haces musculares es la exocutícula. En artrópodos superiores se fabrican unos puntos de anclaje internos, un endosqueleto. La misma cutícula externa se va a invaginar, anclándose a ella el músculo. Estas invaginaciones se denominan apodemas. Pueden ser en foseta o laminares. Los apodemas en foseta son puntuales, las laminares son lineales.
Cutícula sin apodemas y con apodemas
Los apodemas en foseta se dice que son puntuales porque es como si se invaginara la cutícula en un punto. Son casi exclusivamente de la zona cefálica del animal; forman una especie de poro, tapizado internamente por hipodermis. Se da una superficie de inserción muy pequeña, pero resistente si se une con otros; forman un enrejado de bastones.
Apodema en foseta
 Los apodemas laminares se forman por una invaginación como una “hoja de papel” hacia el interior, una hoja doble, en forma de corte transversal. Exteriormente veríamos una línea con un surco. Se emplean para grandes anclajes, como patas, alas etc.
Apodema laminar
 El animal debe recibir estímulos y respirar a través de una superficie cuticular; en los acuáticos hay branquias cuniculares (la cutícula mojada debe ser permeable), en los terrestres son impermeables, pero se modifican para poder respirar.

Proceso de muda.

Larva de mariposa
Todos los artrópodos tienen un exosqueleto rígido que les impide crecer. Esto es solo una verdad a medias, en algunos artrópodos aparecen regiones que permiten que aumente de volumen en la toma de alimento; pero el volumen general es aproximadamente constante.

El animal irá creciendo hasta que la relación peso/volumen sea máxima y no entre en el exosqueleto. El cerebro recibe la señal de que no puede crecer más y comienza el proceso de muda. El animal debe deshacerse de la antigua cutícula. Debe fabricar, después, otra cutícula nueva. En algún momento de esto debe aumentar de volumen.

Tenemos un tegumento en reposo, epicutícula y procutícula por debajo, una hipodermis (formado por epitelio cúbico). La procutícula tendría dos capas, la exocutícula y la endocutícula. El cerebro se da cuenta de que algo no va bien, no hay espacio, y se produce ecdisona, la hormona de la muda, que llega a toda la hipodermis del cuerpo.

En primer lugar, la hipodermis se altera; se hace columnar y la cara superior se arruga.

La segunda fase, que se denomina apolisis, consiste en la separación de la cutícula antigua con la hipodermis. Nos queda la parte superior de la hipodermis arrugada y la cutícula separada. Queda un espacio vacío denominado espacio apolítico.

En tercer lugar esa hipodermis fabrica la nueva epicutícula incompleta, no organiza la epicutícula. Queda una capa permeable; una vez fabricada parcialmente esa epicutíucla incompleta entraríamos en la cuarta fase y la hipodermis vierte al espacio apolítico por los porocanales enzimas proteolíticos. Estos enzimas atacan a la cutícula antigua. El ataque no es homogeneo, se digiere casi por completo la endocutícula y no desorganiza ni la endocutícula ni la exocutícula. Al mismo tiempo, la hipodermis fabrica la nueva procutícula.

En el punto cinco tiene lugar la llamada ecdisis; lo que ocurre en la ecdisis es que la endocutícula ha sido totalmente digerida y  por debajo tenemos la hipodermis con una procutícula indiferenciada y en el medio de los dos el espacio apolítico con enzimas y restos de la endocutícula. En ese momento se rompen los restos antiguos de tegumento y el animal sale de ellos. El tegumento se rompe por las denominadas líneas de ecdisis. Se trata de líneas predeterminadas, no se rompe al azar. Se rompe de forma que el animal salga por donde sufra lo menos posible. Primero por la cabeza, después el tórax. Todo ese proceso es la ecdisis propiamente dicha. El resto antiguo, de donde salió el animal, se denomina exuvio. Cuando el animal abandona el exuvio es totalmente blando. El tegumento que tiene en ese momento es como una cera semihundida y cualquier contacto con el tegumento estropearía la cubierta del animal; es muy sensible.
Mariposa tras abandonar la pupa

Y estamos ahora en el sexto paso. El momento en que el artrópodo es más delicado (y puede ser presa de muchos depredadores). Tiene el mismo voluen que antes. Ahora el animal acondiciona la procutícula y forma perfectamente la epicutícla para impermeabilizarla. Antes de que endurezca el animal debe aumentar de volumen. En ese momento premio a reacondicionar la cutícula absorberá aire o agua para aumentar el volumen. Puede llegar a tener un 70 % de volumen de agua o aire. Una vez hecho esto, completa la epicutícula y esclerotiza la procutícula. Después el animal reconstruye el color, etc. y comenzará a aumentar de peso hasta que tenga que volver a cambiar la muda.

En la mayoría de los artrópodos sufren mudas contiuamente. Los insectos no. A cada uno de los periodos que pasan entre las mudas se  les denominan intermudas.
Esquema general de muda de un artrópodo