“El descendimiento” es, sin lugar a dudas, la obra más importante y reconocida del pintor flamenco Roiger Van der Weyden. El cuadro representa el doloroso momento de la retirada del cuerpo de Jesús de la cruz. La Virgen María aparece desfallecida y llorosa, tendida en el suelo, mientras es sujetada por una figura femenina que correspondería a María Salomé.
En ambas figuras femeninas se hace patente una dilatación o prominencia en el cuello, más evidente en la figura de la Virgen María y que denota, sin lugar a dudas, una afección conocida como bocio.
El hecho de que un pintor del siglo XV represente dos figuras bíblicas padeciendo esta dolencia no debe resultarnos extraño: el bocio fue una enfermedad endémica en Europa durante siglos, sobre todo en zonas montañosas o alejadas de la costa.
Y es que la mayor parte de los casos de bocio derivan de un déficit en la ingesta de Yodo, un elemento químico que es especialmente abundante en el agua de mar y por ende suele consumirse asociado a productos procedentes del mar, como pescados y mariscos. Alimentos poco accesibles en zonas continentales interiores.
El yodo es esencial para la fabricación de hormonas tiroideas, concretamente las hormonas T3, también conocida como triiodotironina y T4 también conocida como tetraiodotironina o tiroxina. Estas hormonas se encargan de controlar, entre otras cosas, el metabolismo basal de nuestro cuerpo, es decir, los ritmos biológicos básicos y por este motivo su alteración se relaciona con cambios de peso y actividad básica del cuerpo.
Son fabricadas y segregadas por la glándula tiroides, que se encuentra en el cuello, en la zona de la nuez de Adán, debajo del cartílago tiroides. Ante una dieta deficitaria en yodo, la glándula tenderá a hipertrofiarse, provocando el característico abultamiento del cuello.
El yodo se requiere en cantidades muy bajas, pero dado que es necesario para la formación de estas dos hormonas, resulta indispensable para el cuerpo. El yodo es un oligoelemento.
Los oligoelementos, también conocidos como elementos traza, se definen como elementos químicos indispensables para el ser vivo, pero que se requieren en cantidades muy bajas.
El número de elementos químicos considerados oligoelementos es relativamente elevado y hasta cierto punto controvertido. Suelen formar parte de moléculas orgánicas complejas, como enzimas y coenzimas y en general aparecen cumpliendo funciones concretas.
Algunos oligoelementos, como el yodo, han sido descubiertos debido a las enfermedades carenciales que caracterizan su ausencia.
Otros se han descubierto al analizar las moléculas orgánicas de las que forman parte. El cobalto, por ejemplo, forma parte de la vitamina B12, también conocida como cianocobalamina. Dado que el cuerpo es incapaz de fabricar cianocobalamina, el cobalto no se consumirá en general aislado, sino formando parte de la propia vitamina.
Muchos oligoelementos metálicos aparecen en el centro activo de enzimas, colaborando en funciones como la transferencia de electrones entre moléculas. Así, podemos encontrar Níquel en el centro activo de hidrogenasas; el cobre en complejos enzimáticos como la citocromo c oxidasa; zinc en la superóxido dismutasa; o el selenio en la glutation peroxidasa.
Algunos elementos como el Vanadio tienen funciones reconocidas en algunos seres vivos, aunque no existen pruebas de que sea un elemento esencial en seres humanos, barajándose la posibilidad de que su presencia sea simplemente a título de contaminante.
Otros elementos, como el litio, tienen una actividad farmacológica indudable. Este se usa en determinadas afecciones psicológicas como la esquizofrenia o el trastorno bipolar como antidepresivo y estabilizador del ánimo, evitando o atenuando brotes psicóticos. Su función concreta en el sistema nervioso, en cambio, no es del todo conocida. Así, se sabe que puede sustituir al sodio en el movimiento de iones a través de membrana, actuando de ese modo como controlador de los potenciales de membrana y alterando por lo tanto la transmisión de impulsos nerviosos. Sin embargo, no está claro si esta función se lleva a cabo solo de manera accidental cuando el litio se suministra en dosis farmacológicas, si se trata de una función habitual del sodio en las células vivas o si cumple alguna otra función celular aun desconocida.
Vídeo de Youtube con la presentación: