domingo, 17 de septiembre de 2017

La Célula Procariota


Bacterias.
Las células procariotas son morfológicamente sencillas. Son en términos generales, sensiblemente más pequeñas que las células eucariotas: apenas suelen sobrepasar la micra o dos micras, mientras que las eucaruotas superan en muchos casos las diez micras. 
Poseen una membrana celular que, a su vez, está rodeada por una pared celular formada por proteínas.
Esta pared celular exterior es la que le aporta la forma externa, además de proteger el interior. Es un elemento muy importante y condiciona, entre otras cosas, la clasificación de los procariotas, que se basa en la morfología de la célula, hablándose de cocos si son esféricos, bacilos si son alargados, vibrios con forma de coma y espirilos si son espirales. O en las características químicas de la membrana, hablándose de bacterias gram positivas si responden a la tinción gram o gram negativas si no responden a esta tinción.
Rodeando la pared celular, muchas bacterias presentan una envoltura denominada cápsula.

También encontramos en muchos procariotas una serie de prolongaciones de pequeño tamaño, similares a pequeños pelos que sirven para captar estímulos del exterior (sustancias químicas, temperatura, etc.) y que se denominan pili.
La membrana celular es muy similar a la de las células eucariotas. Está formada, al igual que ésta, de fosfolípidos y proteínas. Los fosfolípidos forman la barrera impermeable que separa a la célula del exterior, mientras que las proteínas cumplen múltiples funciones, como el transporte de sustancias, reconocimiento de moléculas del exterior, defensa celular, etc.
El citoplasma, la parte interior de la célula, es un líquido con multitud de sustancias disueltas o en suspensión. Entre estas sustancias encontramos proteínas y enzimas encargados de controlar todos los procesos metabólicos del microorganismo.
No encontramos, sin embargo, estructuras u órganos complejos, más allá de los ribosomas. Los ribosomas son pequeñas estructuras celulares, de forma esférica y formados por proteínas y un tipo especial de ácido nucleico llamado ARN ribosomal (ARNr). Si bien, cómo indicamos, son muy pequeños (solo son visibles usando microscopio electrónico), también son muy numerosos: una sola célula puede tener varios miles de ribosomas. Su función es clave: es el órgano encargado de fabricar las proteínas de la célula. 
Algunas bacterias presentan cilios o flagelos, esto es, filamentos móviles que permiten a la bacteria desplazarse.
Las células procariotas no tienen núcleo, o al menos no tienen un núcleo definido y aislado como el que aparece en las células eucariotas. Su ADN se encuentra disperso en el citoplasma, generalmente anclado a la membrana celular por al menos un punto.
Anatomía de los procariotas.

Las células procariotas son simples, pero extremadamente eficientes. De hecho son, de largo, los seres vivos más abundantes y ubicuos del planeta: hay muchos procariotas, muy variados y ocupando todos los lugares imaginables, desde el suelo, hasta el fondo de los océanos. Su sencillez juega a su favor: no requieren grandes cantidades de energía para subsistir y su ciclo vital es corto y rápido, es decir, son capaces de crecer y dividirse en un plazo de tiempo muy corto.
Clasificación de los Procariotas
Los organismos procariotas pueden ser clasificado acorde a varios aspectos.
Dependiendo de su origen evolutivo, existen dos grandes grupos de organismos procariotas: bacterias y arqueas. Las arqueas, también llamadas arqueobacterias, son microorganismos que solo viven en ambientes extremos (fondos marinos o zonas de volcanes subacuáticos donde la temperatura del agua es muy alta, por ejemplo). Las bacterias son extremadamente abundantes, pudiendo ser encontradas literalmente en cualquier ambiente.
Dependiendo de su metabolismo podemos encontrar microorga-nismos procariotas autótrofos o heterótrofos.
Los autótrofos son capaces de generar su propia materia orgánica a partir de materia inorgánica usando energía del medio, bien energía química de su entorno y hablamos entonces de quimioautótrofos, bien energía luminosa (luz) y hablamos entonces de fotoautótrofos.
Los quimioautótrofos transforman materia inorgánica en materia orgánica a través de un proceso conocido como quimiosíntesis. Estos organismos son capaces de vivir en entornos a los que no llega ni siquiera la luz solar, como los fondos oceánicos.
Los fotoautótrofos son mucho más abundantes. Estos microor-ganismos son capaces de formar materia orgánica, en concreto glucosa, a partir de dióxido de carbono y agua gracias a la energía luminosa gracias a un proceso conocido como fotosíntesis. La fotosíntesis en procariotas es bastante similar a la que llevan a cabo las células en las hojas de las plantas. Las bacterias fotosintéticas más comunes son las cianobacterias.
Bacterias fotoautótrofas (cianobacterias)
Los microorganismos heterótrofos, por otro lado, son incapaces de generar materia orgánica a partir de materia inorgánica, por lo que deben tomar materia orgánica de su entorno, en general a partir de otros organismos.
Bacterias heterótrofas
Todas las bacterias que viven en nuestro cuerpo, incluidas aquellas que causan enfermedades, son procariotas heterótrofos, que obtienen la materia orgánica que necesitan a partir de nuestro cuerpo.

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