Las macromoléculas son moléculas orgánicas de gran tamaño. Entre las macromoléculas más destacadas encontramos los fosfolípidos, que forman las membranas biológicas, los polisacaridos, que almacenan energía y forman las paredes celulares de las células vegetales, las proteínas, que se definen como el principal componente funcional de los seres vivos y los ácidos nucleicos.
Los ácidos nucleicos son una familia de macromoléculas encargadas de codificar, preservar, transmitir y reproducir toda la información referida al funcionamiento del ser vivo.
Dentro de los ácidos nucleicos encontramos el código y las claves que indican al resto de componentes celulares qué proteínas deben ser fabricadas, cómo y cuando. Condicionan la herencia, la transmisión de caracteres desde los progenitores a los descendientes. Y los cambios accidentales en sus secuencias son responsables de trastornos y enfermedades, como el cáncer, pero también son responsables de los cambios y de la evolución, es decir, de la transformación de los individuos y de la aparición de nuevas especies.
Estructura General de los Ácidos Nucleicos
Los ácidos nucleicos son cadenas lineales, no ramificadas y poliméricas, es decir, formadas por su unidades o estructuras más simples repetidas. Cada una de las subunidades son denominadas nucleótidos.
Cada nucleótido está compuesto por un azúcar, variable dependiendo del ácido nucleico y por una molécula orgánica compleja perteneciente a una familia de compuestos denominados báses xanticas. Hay cinco bases xánticas diferentes: Adenina (A), Citosina (C), Timina (T), Guanina (G) y Uracilo (U).
La cadena se forma por la unión de los azúcares entre sí. Los ácidos nucleicos pueden estar formados por miles e incluso millones de nucleótidos dispuestos sucesivamente.
Existen dos grandes tipos de ácidos nucleicos: el ácido desoxirribonucleico (ADN) y el ácido ribonucléico (ARN).
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