domingo, 12 de febrero de 2012

Sistema circulatorio: vasos sanguíneos


Los vasos sanguíneos.

Sistema de conducción de la sangre a través de todo nuestro cuerpo. Se estima que tenemos alrededor de cien mil kilómetros de vasos sanguíneos por nuestro cuerpo.

Existen tres grandes tipos de vasos sanguíneos:
  • Las arterias: llevan la sangre desde el corazón a los tejidos.
  • Las venas: conducen la sangre desde los tejidos al corazón.
  • Capilares: vasos microscópicos en los que se producen los intercambios de sustancias entre la sangre y los tejidos.
Pero pueden realizarse subdivisiones. Las grandes arterias que salen del corazón se subdividen en arterias de mayor tamaño. Tras varias divisiones, tendremos vasos de menor diámetro denominados arteriolas. Y dentro de los diferentes órganos, los capilares se van uniendo entre si y van formando vénulas, cuya unión acabará dando lugar a venas y estas se unirán formando las grandes venas de nuestro cuerpo.

Las arterias y las arteriolas deben sufrir mayor presión, soportan la sangre que sale directamente bombeada desde el corazón. Sus paredes son elásticas y poseen una capa muscular (denominada túnica intermedia) muy importante, que les permite variar su diámetro, haciendo que el tubo posea una luz mayor o menor.

Del corazón parten dos arterias, una del ventrículo derecho y una del ventrículo izquierdo. La arteria que parte del ventrículo derecho se dirige a los pulmones (dividiéndose al poco de su salida en las arterias pulmonares derecha e izquierda). Son las únicas arterias del cuerpo por las que viaja sangre desoxigenada. Dirigen la sangre al pulmón, donde se cargará de oxígeno.

Del ventrículo izquierdo parte la mayor arteria del cuerpo: la aorta. La primera arteria que sale de la aorta es el tronco braquicefálico derecho. Del tronco braquicefálico derecho partirán, a su vez, las arterias carótida derecha, que irriga la zona derecha de la cabeza y la subclavia derecha, que irrigará el brazo derecho. La segunda arteria que sale de la aorta es la carótida izquierda, que irriga la zona izquierda de la cabeza. La tercera arteria que parte de la aorta es la subclavia izquierda, que irriga el brazo izquierdo.

A partir de este momento la aorta a descender. Y de ella irán partiendo arterias que irrigarán los diferentes órganos abdominales. Finalmente la aorta se dividirá en las dos iliacas primitivas, derecha e izquierda, que partirán una a cada pierna.

Sistema arterial
Las venas, en cambio, tienen una pared mucho más fina, puede distenderse en mayor medida que las de las arterias, pero no es tan flexible y apenas tiene capa muscular, por lo que apenas puede variar su grosor. Las venas de muchas zonas del cuerpo, sobre todo en las extremidades inferiores, tienen válvulas que le impiden el retroceso de la sangre. La luz del tubo es mucho mayor que la luz de las arterias de calibre equivalente. Además, en las venas encontraremos, de tramo en tramo, válvulas, que suponen un sistema de freno para evitar que la sangre viaje en sentido contrario, es decir, en dirección contraria al corazón. En las arterias no encontramos estas válvulas, ya que la presión sanguínea es tan fuerte que no permite el reflujo bajo ninguna circunstancia.
Arteria vs. Vena
Las venas van recogiendo la sangre del cuerpo y la llevan al corazón. Esta sangre puede dirigirse a la aurícula izquierda o a la aurícula derecha.

Las venas que llevan la sangre a la aurícula izquierda (y que después se repartirá por el cuerpo gracias a la aorta) provienen de los pulmones y son las venas pulmonares. Son las únicas venas que llevan sangre oxigenada. Se denominan venas pulmonares y a la aurícula izquierda llegan cuatro venas pulmonares, dos de cada pulmón.

A la aurícula derecha las venas traen la sangre desoxigenada de todo el cuerpo. Llegan dos grandes venas, la vena cava superior y la vena cava inferior.

La vena cava superior procede de la unión de los dos troncos venosos braquicefálicos, derecho e izquierdo. Cada uno de ellos recogen a su vez la sangre procedente de los brazos, recogidas por las venas subclavias y de la cabeza, por la unión de las venas yugulares. La vena cava inferior viene de recoger la sangre de todo el cuerpo. El extremo inferior se fija en la unión de las dos venas iliacas procedentes de las piernas. A la vena cava inferior se van uniendo venas procedentes de todos los órganos abdominales.

Sistema venoso
Debemos tener en cuenta que, según avanzamos por las venas, la acción del impulso del corazón van perdiendo fuerza, por lo que la presión dentro del tubo disminuye. Las válvulas evitan el reflujo y promueven el movimiento de la sangre. Además, las venas realizan pequeñas contracciones de su pared, a modo de bombeo, para ayudar a que la sangre avance hacia el corazón. Venas y arterias, por otro lado, suelen discurrir pegadas unas a otras, de forma que la distensión de la vena derivada del flujo de sangre obliga a la vena a contraerse, provocando un movimiento que ayuda a la sangre a ascender por esta. También colabora en el retorno venoso el movimiento del diafragma y el cambio de volumen de la caja torácica, haciendo un efecto de succión. Otros sistema de facilitar el retorno venoso deriva del efecto de succión que llevan a cabo las aurículas del corazón al distenderse y que se denomina efecto sifón. Por último, las venas discurren por zonas estratégicamente diseñadas entre los músculos para que su contracción también ayude al retorno venoso (por eso, para evitar las varices, es mucho mejor caminar que permanece quieto de pie).

En muchos tejidos las diferentes arterias tienen puntos de comunicación entre si, denominados anastomosis. Permiten que los órganos sigan funcionando aunque una de las arterias se obstruya, cambiando el flujo hacia otro lado. Suelen poder abrirse y cerrarse. También se establecen en ocasiones entre venas o vénulas y arterias o arteriolas.

La presión sanguínea es la fuerza ejercida por la sangre sobre las paredes de los vasos sanguíneos. Suele medirse la arterial  (la venosa se mantiene en unos 10 mm de Hg). Hay dos valores, un valor más bajo que corresponde a la presión del vaso en reposo y que se denomina presión diastólica. Cuando llega la sangre impulsada del corazón, la presión sube. A esta presión se denomina presión sistólica. Las presiones diastólica y sistólica son, aproximadamente, de 80 milímetros de mercurio y 120 milímetros de mercurio respectivamente. Varían dependiendo del ritmo cardiaco y del nivel de contracción de los vasos. Puede variar si varía el volumen de sangre o líquidos de nuestro organismo. Y está regulado por el sistema nervioso central y por el sistema hormonal (principalmente, la aldosterona y el sistema renina angiotensina).
Arterias y venas más importantes

Microcirculación.

Se trata de la circulación sanguínea que tiene lugar dentro de los órganos y tejidos y que permite que existan intercambios entre la sangre y los tejidos. Es decir, permite que de la sangre salgan los nutrientes, el oxígeno y se incorpore a este el dióxido de carbono y las sustancias de desecho. Estos intercambios tienen lugar en los capilares, vasos sanguíneos de muy pequeño tamaño, microscópicos, aunque suelen incluirse dentro de la microcirculación a las arteriolas de los órganos, microarteriolas y vénulas de los órganos.

En los procesos de intercambio participan las células endoteliales que constituyen el capilar y la membrana basal de los mismos. Los capilares pueden tener diferente permeabilidad, ya que hay varios tipos, y algunos tipos dejan pasar más sustancias al exterior que otros. Por ejemplo, los capilares fenestrados tienen auténticos agujeros que dejan salir grandes cantidades de plasma.
El paso a los sistemas microcirculatorios está regulado por esfínteres que pueden cerrarse, dejando el riego por zonas determinadas. También influye el juego de presiones hidrostáticas y osmóticas que vimos al principio del tema.